La economía argentina encara el 2026 con expectativas de crecimiento, aunque el panorama muestra una marcada heterogeneidad entre sectores. Según estimaciones de economistas y organismos internacionales, el Producto Bruto Interno (PBI) podría expandirse entre un 2,5% y un 5%, dependiendo de la evolución de factores internos y externos. El año 2025 cerró con un crecimiento del 4,5%, impulsado principalmente por el desempeño de los sectores exportadores, como el agro, la minería y la energía, que se consolidan como los grandes ganadores de la nueva etapa económica.

Sin embargo, la recuperación no se refleja de manera uniforme en toda la economía. La industria manufacturera y el consumo interno continúan mostrando signos de debilidad, afectados por la erosión del poder adquisitivo y la retracción de la demanda. El empleo formal y los salarios apenas lograron sostenerse frente a la inflación, y muchos hogares modificaron sus hábitos de consumo ante la falta de recursos. Un informe reciente señala que el 46,5% de los encuestados llega a fin de año en peor situación que el año anterior, y siete de cada diez no planean vacaciones por motivos económicos.

El gobierno nacional apuesta a consolidar el superávit fiscal y la estabilidad cambiaria como pilares de su programa económico. La acumulación de reservas y el acceso a los mercados internacionales son objetivos centrales para 2026, aunque persisten desafíos por la baja posición de reservas y la volatilidad financiera. El Presupuesto 2026, actualmente en debate en el Congreso, generó tensiones políticas y ajustes, especialmente en torno a las reformas laborales y tributarias.

En el mercado inmobiliario y el consumo durable se observan algunos signos de recuperación, con aumentos en las ventas de autos, motos y electrodomésticos, así como una reactivación de las escrituras. No obstante, la inversión productiva sigue en pausa y la construcción enfrenta dificultades por los altos costos y la baja demanda de materiales.

El contexto internacional también incide en las perspectivas locales, con negociaciones comerciales y cambios en el mercado financiero que pueden influir en la evolución de la economía argentina. Empresarios y analistas coinciden en que la clave para sostener el crecimiento será consolidar la inversión, la productividad y el financiamiento, achicando la brecha entre los sectores más favorecidos y aquellos que aún permanecen rezagados.

Las expectativas para 2026 son moderadamente positivas, aunque se reconoce la persistencia de desigualdades sectoriales y la necesidad de avanzar en reformas estructurales para garantizar una recuperación más inclusiva y sostenida.