La reciente flexibilización de la barrera sanitaria del río Colorado permitió, después de 24 años, el ingreso de carne vacuna con hueso desde el norte del país a la región patagónica. Esta decisión, impulsada por el gobierno nacional, generó un inmediato ajuste en la estructura de precios y una fuerte reacción tanto en el sector comercial como en el productivo.

En ciudades como Neuquén y Cipolletti, los primeros cargamentos de asado con hueso se agotaron rápidamente, reflejando el entusiasmo de los consumidores por volver a acceder a cortes tradicionales para la parrilla. En algunos comercios, los precios bajaron hasta un 30% respecto a los valores previos, aunque representantes de cámaras empresariales advirtieron que estas rebajas no serán generalizadas y dependerán del origen y la calidad de la carne.

El frigorífico Swift, controlado por el grupo brasileño Minerva Foods, fue uno de los primeros en enviar entre 30 y 40 toneladas de carne con hueso a la Patagonia, principalmente para supermercados y mayoristas. Según fuentes del sector, el precio al público oscilará entre 12.000 y 13.000 pesos por kilo, frente a los 17.000 a 20.000 pesos previos.

Sin embargo, la medida generó un fuerte rechazo entre los productores patagónicos, quienes temen perder el estatus de "zona libre de aftosa sin vacunación" que distingue a la región en los mercados internacionales. En respuesta, la provincia de Santa Cruz aprobó una ley para mantener su propia barrera sanitaria y controlar el ingreso de productos agropecuarios, mientras que productores de Río Negro iniciaron acciones legales para frenar la flexibilización.

El gobierno nacional defendió la decisión argumentando que solo se habilitó el ingreso de cortes con hueso plano, bajo estrictas condiciones sanitarias, y que la medida busca ampliar la oferta y reducir la presión sobre los precios en un contexto de caída de la faena regional y alta inflación.

El debate continúa abierto, con gobernadores patagónicos preparando estrategias conjuntas para limitar el impacto de la medida y proteger los intereses sanitarios y económicos de la región. Mientras tanto, los consumidores celebran la posibilidad de acceder a cortes más económicos, aunque persisten dudas sobre la calidad y la estabilidad de los precios a mediano plazo.