Argentina enfrenta en 2025 una de sus etapas económicas más complejas de las últimas décadas, marcada por el cierre diario de empresas y la pérdida de casi 400 empleos formales cada 24 horas, según estimaciones recientes. El gobierno de Javier Milei, que asumió en 2023 con una agenda de reformas de libre mercado y reducción del gasto público, busca reactivar el consumo y estabilizar la economía, aunque enfrenta crecientes tensiones sociales y políticas.

El consumo interno, uno de los motores tradicionales de la economía argentina, cayó un 9% en noviembre, reflejando el impacto de la recesión y las medidas de ajuste. "Tenemos siete meses para que se reactive el consumo, hay que inyectar plata en la economía", admitió un integrante del equipo económico, que en privado reconoce la urgencia de revertir la tendencia. El gobierno apuesta a la baja de tasas de interés y la facilitación de créditos como mecanismos para estimular la actividad, aunque persiste el temor a un rebrote inflacionario si los créditos baratos se destinan a la compra de dólares.

El ministro de Economía, Luis Caputo, se ha consolidado como el funcionario más influyente del gabinete, concentrando las decisiones clave en materia económica. Caputo enfrenta el desafío de cumplir con vencimientos de deuda por más de 14 mil millones de dólares en 2025, mientras busca mantener el superávit fiscal y avanzar con las reformas prometidas. Las provincias, por su parte, reclaman la restitución de fondos y advierten sobre el impacto de la caída de transferencias nacionales en sus finanzas.

En el plano social, las medidas de austeridad han intensificado las dificultades de los sectores más vulnerables. La pobreza y la desigualdad, problemas estructurales de larga data, se han visto agravados por los recortes a subsidios y programas sociales, generando protestas y movilización de sindicatos y organizaciones civiles. "Las drásticas medidas de austeridad han intensificado en ocasiones las dificultades de las comunidades de bajos ingresos", señala un análisis reciente.

El contexto internacional también incide en la coyuntura local. Argentina busca fortalecer sus vínculos con instituciones globales y atraer inversiones, aunque la confianza de los mercados internacionales fluctúa según los indicadores económicos y la estabilidad política.

El debate público se centra en el equilibrio entre la necesidad de ajuste fiscal y la urgencia de garantizar la inclusión social. Mientras el oficialismo apuesta a la baja de la inflación y la modernización económica como relato central, sectores críticos advierten sobre el costo social de las reformas y la falta de contención para los más afectados. El futuro inmediato dependerá de la capacidad del gobierno para reactivar el consumo y sostener la estabilidad, en un escenario de alta volatilidad y demandas crecientes.