Un violento secuestro exprés conmocionó a la ciudad de Puerto Iguazú, Misiones, cuando la suegra de un empresario local fue tomada como rehén por un grupo de delincuentes armados en un centro estético. El episodio, ocurrido en la noche del lunes, generó un fuerte despliegue de fuerzas de seguridad y puso en alerta a las autoridades de la Triple Frontera.

Según fuentes policiales y judiciales, al menos dos o tres hombres irrumpieron en el local, preguntaron por la víctima y la encañonaron junto al personal presente. Tras maniatar y vendar los ojos de todos, los secuestradores utilizaron el celular de la mujer para enviar pruebas de vida y exigir un rescate de USD 200.000 a su yerno, empresario del rubro automotor. "Tenés hasta la medianoche para pagarme USD 200.000. Yo te llamo. Si avisan a la Policía, la mato", decía uno de los mensajes enviados a la familia, acompañado de una fotografía de la víctima con un arma apuntando a la cabeza.

La situación generó pánico en la familia, que recibió amenazas adicionales contra otros integrantes, incluyendo una niña de cuatro años. Las fuerzas federales y provinciales, bajo la coordinación del juez federal Marcelo Cardozo, desplegaron un operativo en la ciudad y rutas de acceso, ante la sospecha de que los delincuentes intentaran cruzar la frontera hacia Brasil. El uso de portugués por parte de los secuestradores alimentó hipótesis sobre posibles vínculos con bandas criminales transfronterizas, especialmente en el contexto de recientes operativos contra el Comando Vermelho en Brasil.

La víctima fue liberada cerca de la medianoche, en las inmediaciones de la avenida Libertad, a pocas cuadras de su casa. Un motociclista la encontró y la trasladó hasta su vivienda, donde fue asistida por familiares y personal de salud. Las fuentes difieren sobre si se pagó el rescate, pero coinciden en que la mujer fue hallada sana y salva, aunque en estado de shock.

El hecho, inédito por su violencia y modalidad en Puerto Iguazú, genera preocupación entre los vecinos y autoridades, que temen un cambio en el mapa delictivo de la región. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció el refuerzo de controles fronterizos y la investigación continúa abierta, sin detenidos hasta el momento. El episodio pone en cuestión la tradicional tranquilidad de la ciudad y refuerza la necesidad de vigilancia ante posibles amenazas transfronterizas.