La Licencia Nacional de Conducir Digital ya es una realidad para la mayoría de los conductores argentinos. Desde mediados de mayo, 22 de las 24 jurisdicciones del país, incluyendo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 21 provincias, permiten la obtención y renovación del permiso de conducir a través de la aplicación Mi Argentina. Esta transformación, oficializada por el Decreto 196/2025, busca agilizar los trámites y fortalecer la seguridad vial mediante controles más estrictos y la digitalización de la documentación.

El nuevo sistema incorpora un documento digital con un código QR que se actualiza cada 24 horas, permitiendo su validación incluso sin conexión a internet. Además, la renovación de la licencia exige la aprobación de exámenes psicofísicos realizados por profesionales registrados en la Agencia Nacional de Seguridad Vial. El trámite, aunque digital, mantiene costos regulados por cada jurisdicción y el examen médico es arancelado y privado.

En la Ciudad de Buenos Aires, donde el trámite digital ya estaba implementado, se adoptó el nuevo diseño nacional, aunque se mantiene la opción de realizar el proceso de manera presencial en las 19 sedes habilitadas. Por su parte, las provincias de Buenos Aires y Formosa aún no se han adherido al sistema digital, por lo que sus residentes deben continuar con el procedimiento tradicional y presencial.

La normativa también endurece los requisitos para obtener y renovar la licencia. Los conductores principiantes que cometan infracciones graves podrán perder su permiso de forma preventiva, en línea con el objetivo de reducir los siniestros viales. La licencia física seguirá siendo válida hasta su fecha de vencimiento, tras lo cual la digital será el documento oficial, aunque se podrá solicitar la versión física con un costo adicional.

El gobierno nacional sostiene que la digitalización representa un avance en eficiencia y seguridad, aunque persisten desafíos en la implementación en algunas provincias y preocupaciones sobre el acceso digital en zonas rurales. La medida se inscribe en una tendencia global hacia la modernización de los documentos oficiales y la gestión pública.