En Resistencia, Chaco, una joven bielorrusa de 24 años fue rescatada tras haber estado más de un año secuestrada por su pareja, un joven chaqueño de 22 años. Alexandra Makayenka, la víctima, había llegado a Argentina en marzo de 2024, convencida por su pareja, Marcos Nicolás Mierez, a quien conoció en Polonia mientras trabajaban juntos. Según relató Alexandra, las agresiones comenzaron poco después de su llegada al país, intensificándose con el tiempo hasta incluir aislamiento total, violencia física y privación de la libertad.

El caso salió a la luz gracias a una denuncia anónima realizada por una vecina, quien observó a Alexandra llorando en el patio de su casa. Esto permitió activar un protocolo de rescate coordinado por la Subsecretaría de Género, la Fiscalía, la Comisaría de la Mujer y el Poder Judicial. Durante el operativo, se contó con la participación de un traductor para superar las barreras idiomáticas y garantizar que Alexandra comprendiera que la intervención era para su protección.

"Yo estaba en casa con mi hija y él jugaba en la computadora. Escuché voces y cuando él entró, ya sabía que era la policía. Me dijo que saliera con mis documentos", relató Alexandra sobre el momento del rescate. Actualmente, la joven se encuentra bajo resguardo estatal y en proceso de repatriación a Bielorrusia junto a su hija, quien nació durante su cautiverio.

El agresor, Marcos Nicolás Mierez, fue detenido y enfrenta cargos por privación ilegítima de la libertad y violencia de género. Según las autoridades, podría enfrentar una pena de entre dos y seis años de prisión. Por el momento, se encuentra alojado en la comisaría Tercera de Resistencia.

Sonia Valenzuela, subsecretaria de Género, destacó la fortaleza de Alexandra y la importancia de los protocolos de rescate en casos de violencia de género. "En pocas horas conseguimos apoyo judicial, policial y un traductor. Era fundamental que ella supiera que íbamos a rescatarla", señaló.

Alexandra expresó su deseo de reconstruir su vida y brindar un futuro mejor a su hija. "Sueño con darle a mi hija una buena vida. Una casa, un lugar donde jugar, y enseñarle a elegir bien a quién tenga a su lado", afirmó. Además, decidió compartir su historia para inspirar a otras mujeres a buscar ayuda y salir de situaciones de violencia.

Este caso ha generado un debate sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos de apoyo a víctimas extranjeras en situaciones de vulnerabilidad, así como de mejorar las políticas de prevención y asistencia en casos de violencia de género en Argentina.