El asesinato de Joaquín Enzo Ruffo, de 8 años, a manos de su padre Alejandro Ruffo, de 52, ha generado una profunda conmoción en Lomas de Zamora y en todo el país. El trágico hecho ocurrió el martes 6 de agosto en la vivienda familiar ubicada en la calle Díaz Vélez al 100, en medio de una crisis matrimonial que atravesaba la pareja.

Según la investigación, la madre del niño, Natalia Andrea, salió temprano a trabajar y dejó a Joaquín bajo el cuidado de su padre. Al no poder comunicarse con él durante la jornada, Natalia alertó a la policía, que al llegar al domicilio encontró a Alejandro Ruffo gravemente herido tras un intento de suicidio y al niño sin vida sobre la cama matrimonial. La autopsia confirmó que Joaquín murió por "asfixia por compresión extrínseca de cuello" y presentaba heridas de arma blanca.

Fuentes judiciales y policiales indicaron que el móvil principal del crimen sería la venganza contra la madre, quien había decidido separarse de Ruffo. "Se cree que lo mató al hijo por venganza, para hacerle daño a ella", señaló un investigador. Aunque no existían denuncias previas de violencia de género, vecinos relataron episodios de violencia verbal y describieron al acusado como "obsesivo" y reservado.

Alejandro Ruffo fue trasladado de urgencia al Hospital Gandulfo, donde permanece internado en terapia intensiva bajo custodia policial. Las pericias psiquiátricas serán determinantes para establecer si comprendía la criminalidad de sus actos al momento del crimen. La causa está caratulada como "homicidio agravado por el vínculo", y Ruffo enfrenta la posibilidad de prisión perpetua si es hallado culpable.

El hecho ha impactado fuertemente en la comunidad local y en el colegio donde Ruffo trabajaba, que aclaró que su rol era administrativo y no tenía contacto directo con estudiantes. El caso se investiga también como posible "femicidio vinculado", dada la motivación relacionada con la separación de la pareja. La tragedia pone en foco la importancia de la detección temprana de situaciones de violencia familiar y la necesidad de contención para las víctimas y sus entornos.