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15 de agosto de 2025
Salud
La Plata

La historia del médico argentino que creó en el garage de su casa un dispositivo que salvó la vida de millones de personas

• El argentino Julio Palmaz inventó el stent expandible, salvando millones de vidas 🌎 • Superó escepticismo y batallas legales • Su creación es clave en cardiología moderna • Ejemplo de innovación y perseverancia 🇦🇷

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El médico argentino Julio Palmaz, nacido en La Plata, es reconocido mundialmente por haber inventado el stent expandible, un dispositivo que revolucionó el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y ha salvado millones de vidas desde su aprobación en la década de 1990. La historia de Palmaz es la de un profesional que enfrentó el escepticismo de la comunidad médica y una prolongada batalla legal para proteger su invención, que hoy se considera entre las diez patentes más importantes de la historia según organismos estadounidenses.

La idea del stent surgió en 1978, cuando Palmaz dialogó con el doctor Andreas Grüntzig sobre las limitaciones de la angioplastia. Motivado por la falta de recursos en Argentina, emigró a Estados Unidos, donde desarrolló el dispositivo en su propio garage, con el apoyo de su familia. "Eran trabajos en mi garage", recuerda Palmaz, quien enfrentó el rechazo inicial de la comunidad médica ante la idea de implantar metal en las arterias coronarias. Tras años de trabajo y controversias, obtuvo la patente en 1988 y el dispositivo fue aprobado para uso médico a principios de los años 90 por la FDA.

El impacto del stent fue inmediato: desde 1994, la cardiología intervencionista duplicó su tasa de crecimiento y el dispositivo ha sido implantado en más de 40 millones de personas, con unos tres millones de pacientes beneficiados cada año. Palmaz, que acumula más de 300 patentes, continúa investigando para mejorar la pureza y compatibilidad de los materiales utilizados en los stents. "La batalla contra la enfermedad cardiovascular no está ganada, pero hay progreso en sobrevida", afirma el médico, quien también fue paciente y recibió tres stents.

Palmaz reivindica el valor de la educación pública argentina y destaca el esfuerzo colectivo detrás del éxito de su invento: "Yo fui la punta de la lanza, pero hubo miles de personas inspiradas detrás". Su contacto con figuras como René Favaloro influyó en su visión de la medicina, orientada hacia tratamientos mínimamente invasivos. El médico recomienda a los pacientes invertir en educación y autocuidado para mejorar su salud, subrayando la importancia de un estilo de vida saludable y el seguimiento médico regular.

El legado de Palmaz trasciende su invención, posicionándolo como el primer argentino en ingresar al Salón de la Fama de los Inventores en Estados Unidos y como referente en la lucha contra la principal causa de muerte global: la enfermedad cardiovascular.