El pasado 21 de mayo, el barrio porteño de Villa Crespo fue escenario de una tragedia que conmocionó a la sociedad argentina. Laura Leguizamón, de 50 años, asesinó a su esposo Adrián Seltzer, de 53 años, y a sus dos hijos, Ian e Ivo, de 15 y 12 años respectivamente, antes de quitarse la vida en su departamento ubicado en la calle Aguirre 295.

Según las investigaciones, la mujer sufría de un cuadro psiquiátrico que habría desencadenado un episodio psicótico. Los peritajes confirmaron que utilizó dos cuchillos para cometer los crímenes y dejó una carta con frases incoherentes, escrita en medio de su crisis. La carta, junto con las huellas en las armas y otros elementos peritados, permitió a los investigadores descartar la participación de terceros en el hecho.

El ataque comenzó en la madrugada, cuando Laura apuñaló a su esposo mientras dormía. Luego se dirigió a las habitaciones de sus hijos. Uno de ellos intentó escapar, pero fue alcanzado en el comedor. El otro fue atacado mientras dormía en su cama. Después de cometer los asesinatos, la mujer escribió una carta y se suicidó en el baño del departamento.

La familia era descrita por amigos y vecinos como feliz y unida, lo que hace más desconcertante el desenlace. Laura había mostrado signos de deterioro mental desde hacía un año, con pensamientos erráticos y episodios de estrés. Aunque había recibido tratamiento psiquiátrico, aparentemente dejó de tomar la medicación, lo que podría haber agravado su condición.

Nora Leguizamón, hermana de Laura, rompió el silencio y expresó su dolor por la tragedia. En declaraciones a la prensa, pidió mayor atención a los pacientes con problemas psiquiátricos y lamentó no haber podido prever el desenlace. "Esto rompió todo, desintegró una familia hermosa", dijo entre lágrimas.

El caso ha generado un debate sobre la responsabilidad de los médicos tratantes y la efectividad de los tratamientos en casos de enfermedades psiquiátricas graves. Expertos en salud mental han señalado la importancia de no minimizar los síntomas y de implementar políticas públicas más robustas para el cuidado de la salud mental.

El fiscal César Troncoso, a cargo de la investigación, aún no ha imputado a ningún responsable, aunque no descarta analizar la actuación de los médicos que atendieron a Laura. Mientras tanto, el departamento donde ocurrió la tragedia permanece cerrado, y la comunidad sigue conmocionada por los hechos.

Este caso no solo conmociona por su brutalidad, sino también por las preguntas que plantea sobre cómo prevenir tragedias similares en el futuro. La salud mental, un tema muchas veces relegado, vuelve a estar en el centro del debate público.