La planta siderúrgica Acindar, ubicada en Villa Constitución, Santa Fe, paralizó el 85% de su producción y suspendió a más de 500 trabajadores durante una semana, en una medida que refleja la profunda crisis que atraviesa la industria del acero en Argentina. La decisión, tomada por el grupo ArcelorMittal, responde a la abrupta caída de la demanda interna, el freno de la obra pública y el aumento de importaciones, especialmente desde China.

La suspensión, que comenzó el 26 de julio y se extenderá hasta el 4 de agosto, afecta principalmente a la acería, el tren laminador N°1 y el área de reducción directa. Los trabajadores suspendidos percibirán el 75% de su salario, según el acuerdo alcanzado con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Además, la empresa reabrió el programa de retiros voluntarios para quienes deseen desvincularse.

En diálogo con medios locales, Pablo González, secretario general de la UOM Villa Constitución, explicó: “Esto responde a la caída de la producción y las ventas. La empresa aplica suspensiones a compañeros y esperamos que esto cambie, porque se vienen tiempos difíciles y pronto pueden llegar los despidos”. Desde la empresa, se argumenta que la medida es consecuencia de la recesión, la paralización de la obra pública y la competencia de acero importado, principalmente de China.

La producción de Acindar se redujo drásticamente: de 1,2 millones de toneladas en 2023 a 600.000 en 2024. El sector industrial y la construcción, principales demandantes de acero, registraron caídas del 12,4% y 19,5% respectivamente en lo que va del año. La situación afecta no solo a los empleados directos, sino también a contratistas y a la economía local de Villa Constitución, donde la planta es el principal motor económico.

Dirigentes sindicales y funcionarios opositores responsabilizan al gobierno nacional y provincial por la falta de políticas de protección industrial. “No hay soluciones concretas para nuestro reclamo en defensa de los puestos de trabajo y la industria nacional”, señaló la UOM en un comunicado. Por su parte, economistas advierten que, de persistir la crisis, la multinacional podría optar por abastecer el mercado argentino desde el exterior, profundizando el impacto en el empleo local.

La crisis de Acindar se enmarca en un contexto de recesión industrial, flexibilización de importaciones y caída de la obra pública, factores que ponen en jaque a toda la cadena productiva del acero en Argentina.