Guillermo Francos, jefe de Gabinete del gobierno de Javier Milei, protagonizó un tenso episodio durante su visita oficial a Mar del Plata. El funcionario fue increpado por un vecino que, desde detrás de una valla de seguridad frente al hotel Hermitage, le reclamó por el endeudamiento y la situación económica del país. "La historia se los va a cobrar", gritó el hombre, a lo que Francos respondió visiblemente molesto, acercándose y preguntando por qué. El vecino insistió en los préstamos solicitados al FMI y acusó al gobierno de corrupción, mencionando casos recientes que involucran a funcionarios y candidatos.

En medio del intercambio, Francos le dijo "estás loco" y realizó el gesto obsceno conocido como "fuck you" con la mano, lo que intensificó la indignación del vecino y generó una discusión cargada de insultos y acusaciones. El video del incidente se viralizó rápidamente en redes sociales y medios digitales, generando debate sobre el clima de confrontación política y social que atraviesa el país.

La visita de Francos formó parte de una jornada oficial en la que el presidente Javier Milei inauguró una planta de procesamiento de papas congeladas, una inversión cercana a los 300 millones de dólares que generó unos 250 empleos. El evento contó con la presencia de otros funcionarios, entre ellos Karina Milei y el intendente local Guillermo Montenegro. Durante la misma jornada, el presidente Milei también fue objeto de insultos por parte de otro vecino, aunque respondió con ironía y sin perder la calma.

El incidente con Francos se produce en un contexto de creciente malestar social, marcado por movilizaciones de agrupaciones opositoras y jubilados en distintas ciudades. La tensión se ve agravada por la proximidad de las elecciones y el rechazo judicial a cambios en las listas de candidatos, así como por los escándalos de corrupción que afectan a figuras del oficialismo. La reacción de Francos, considerado hasta ahora uno de los funcionarios más moderados del gobierno, fue interpretada por algunos medios como una señal de nerviosismo y vulnerabilidad en la administración Milei. El episodio refuerza la percepción de polarización y malestar en la sociedad argentina, en un momento clave para el futuro político del país.