El peronismo argentino culmina 2025 sumido en una profunda crisis interna, marcada por la fragmentación de sus bloques legislativos, la pérdida de poder nacional y una creciente disputa de liderazgo entre sus principales figuras. Tras los resultados electorales adversos, el movimiento ha visto acelerarse los tiempos políticos, con fisuras en sus bloques de diputados y senadores y nuevos reproches internos. Sin embargo, en la primera sesión parlamentaria tras el recambio, el peronismo logró victorias parciales, como evitar la derogación de leyes de emergencia en discapacidad y financiamiento universitario, aunque no pudo frenar la aprobación del Presupuesto 2026.

En el Senado, la oposición peronista se mostró firme contra la reforma laboral impulsada por el oficialismo, mientras persisten tensiones sobre el rol del kirchnerismo y la figura de Cristina Kirchner. Los gobernadores peronistas, reunidos recientemente, buscan mayor peso en la agenda nacional y en la toma de decisiones dentro del partido, reclamando protagonismo en el Congreso y en la conducción partidaria. "Tenemos claro que no sobra nadie y hasta el perro más flaco hace sombra hoy", expresó un allegado a uno de los mandatarios provinciales, reflejando la necesidad de unidad pero bajo nuevas condiciones.

La interna del PJ Bonaerense se perfila como un punto clave para el futuro del movimiento. Se fijó la fecha de elecciones internas para el 15 de noviembre de 2026, en medio de tensiones entre el sector de Axel Kicillof y el kirchnerismo, con disputas sobre la integración de la junta electoral y el reparto de apoderados. El gobernador Kicillof busca federalizar su agrupación y ampliar su base política, mientras el cristinismo impuso la fecha de los comicios internos.

En paralelo, el gobierno de Javier Milei aprovecha la debilidad opositora y mantiene una relación transaccional con los gobernadores, negociando poder y recursos en un contexto de incertidumbre sobre el rumbo económico y político. Analistas advierten que el regreso del peronismo al poder dependerá más de la caída de sus adversarios que de una renovación interna, mientras la política exterior de Milei, alineada con Estados Unidos, genera críticas sobre su impacto a largo plazo.

El peronismo enfrenta así el desafío de recomponer su unidad y definir un proyecto nacional que le permita recuperar protagonismo en un escenario político cada vez más fragmentado y competitivo.