El Gobierno argentino, encabezado por Javier Milei, decidió aceptar el Presupuesto 2026 tal como fue aprobado en la Cámara de Diputados, dejando de lado la insistencia en recortes fiscales y derogaciones de leyes sensibles. Esta decisión se tomó tras intensas negociaciones y presiones tanto de aliados como de gobernadores, quienes se opusieron a la inclusión del polémico Capítulo XI, que contemplaba recortes en financiamiento universitario y pensiones por discapacidad.

Fuentes oficiales confirmaron que la prioridad es asegurar la sanción del presupuesto antes de fin de año, una señal clave para los mercados y el Fondo Monetario Internacional, especialmente ante el vencimiento de deuda por US$4.200 millones en enero. "El Presupuesto tal y como está para nosotros está bien. Estamos muy tranquilos", aseguró una fuente de la Casa Rosada a Infobae. El ministro de Economía, Luis Caputo, fue uno de los principales impulsores de la aprobación rápida, argumentando que contar con un presupuesto, incluso con déficit, es preferible a la incertidumbre política y económica.

La eliminación del Capítulo XI fue resultado de la presión de gobernadores y bloques aliados, quienes advirtieron que no apoyarían la derogación de leyes clave. Patricia Bullrich, jefa del bloque libertario en el Senado, y Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, optaron por blindar el texto aprobado en Diputados y evitar nuevas modificaciones que pudieran poner en riesgo la aprobación final.

El Gobierno planea reasignar partidas presupuestarias para compensar el déficit generado por la exclusión de los recortes, y no descarta enviar proyectos de ley correctivos en el futuro. La media sanción del presupuesto autoriza al Ejecutivo a contraer endeudamiento público por $288,7 billones, equivalentes a US$202.891 millones al tipo de cambio previsto.

La estrategia oficialista busca evitar la reconducción del presupuesto anterior y garantizar la gobernabilidad en un contexto de alianzas frágiles y presión de los mercados. Sin embargo, sectores de la oposición y algunos aliados advierten sobre la necesidad de mayor profesionalismo político y alertan que la exclusión de temas sensibles podría anticipar futuras disputas legislativas. "Lo importante es asegurar que haya ley de presupuesto. Así como lo votó la Cámara de Diputados tenemos los 37 votos asegurados en el Senado", señalaron voceros de Bullrich a La Nación.

El desenlace de este proceso legislativo marcará el rumbo de las próximas reformas y la capacidad del Gobierno para sostener su agenda en un escenario político complejo.