El 29 de abril de 2025, Santa Fe recordó los 22 años de la trágica inundación de 2003, un evento que dejó más de 150 muertos y afectó a un tercio de la ciudad. La conmemoración estuvo marcada por marchas y actos organizados por la Multisectorial por los Derechos Humanos y la Asamblea de Inundados, quienes exigieron justicia y recordaron a las víctimas.

La tragedia comenzó el 28 de abril de 2003, cuando el río Salado desbordó tras lluvias acumuladas de 1,400 milímetros en una semana. La falta de defensas completas en el Hipódromo Las Flores permitió que el agua ingresara rápidamente a la ciudad, inundando barrios enteros y dejando a miles de personas sin hogar. Según cifras oficiales, 23 personas murieron directamente por la inundación, aunque organizaciones sociales elevan la cifra a más de 150, considerando las consecuencias indirectas.

La inundación expuso graves fallas en la gestión del riesgo hídrico y la corrupción en obras públicas. En 2019, dos exfuncionarios provinciales fueron condenados a tres años de prisión condicional por su responsabilidad en la tragedia, pero la falta de penas más severas ha generado críticas y un sentimiento de impunidad entre los afectados.

En 2025, las marchas conmemorativas comenzaron en la Plaza del Soldado y culminaron en la Plaza 25 de Mayo. Jorge Castro, representante de la Asamblea de Inundados, destacó la importancia de mantener viva la memoria y seguir exigiendo justicia. "La causa no murió, aunque la Corte Suprema haya cerrado el caso contra los responsables políticos", afirmó.

Desde 2003, la ciudad ha avanzado en obras de infraestructura y políticas de gestión de riesgo hídrico, como mejoras en desagües y refuerzos en defensas. Sin embargo, expertos y organizaciones sociales advierten que estos esfuerzos son insuficientes frente a los desafíos del cambio climático y la urbanización desordenada.

La conmemoración también fue un momento para reflexionar sobre la solidaridad mostrada por los vecinos durante la tragedia. "En los momentos más oscuros, vimos lo mejor de nuestra comunidad", recordó un sobreviviente. A pesar de los avances, la tragedia de 2003 sigue siendo un recordatorio de la importancia de la planificación y la acción colectiva para construir una ciudad más segura y resiliente.