Gildo Insfrán fue reelecto como gobernador de Formosa tras imponerse con el 67% de los votos en las elecciones provinciales, consolidando así su octavo mandato consecutivo al frente de la provincia. El triunfo del oficialismo, representado por el Partido Justicialista, le garantiza una mayoría calificada en la Legislatura, lo que allana el camino para una posible reforma constitucional que podría habilitar nuevas reelecciones.

La jornada electoral se desarrolló con una participación del 65,8%, cifra superior al promedio de las últimas elecciones provinciales en Argentina. La maquinaria política del PJ, sustentada en la Ley de Lemas y un fuerte despliegue territorial, resultó determinante para el resultado. Según reportes, el oficialismo inscribió 56 sublemas sobre un total de 78, saturando el cuarto oscuro con boletas propias y facilitando la captación de votos.

La oposición, encabezada por el Frente Amplio Formoseño, apenas superó el 20% de los sufragios, mientras que La Libertad Avanza, en su primera participación, alcanzó el 11%. Diversos analistas y referentes opositores señalaron la existencia de prácticas clientelares y el uso de recursos estatales durante la campaña, incluyendo la entrega de alimentos y promesas de beneficios a cambio del voto.

Formosa es una de las provincias con mayor dependencia de fondos nacionales y altos índices de pobreza, con el 46% de su población bajo la línea de pobreza y una economía fuertemente basada en el empleo público. El "modelo formoseño", como lo denomina el oficialismo, ha sido objeto de críticas por su falta de alternancia y la concentración de poder en la figura de Insfrán.

El resultado electoral refuerza la posición del gobernador, especialmente tras el fallo de la Corte Suprema que había objetado la reelección indefinida. Desde el oficialismo, el triunfo fue celebrado como una validación de la gestión, mientras que la oposición denunció desigualdad en la competencia. Analistas coinciden en que la consolidación de los oficialismos provinciales es una tendencia que se repite a nivel nacional, aunque advierten sobre los bajos niveles de participación y la desconexión entre la dirigencia y la ciudadanía. El futuro político de Formosa queda así marcado por la posibilidad de una reforma constitucional y la continuidad del actual modelo de gestión.