El restablecimiento de las retenciones plenas a las exportaciones de soja y maíz en Argentina, tras el fin de la reducción temporal vigente desde marzo, generó un fuerte rechazo en el sector agropecuario. Desde el 1 de julio, las alícuotas para la soja regresaron al 33% y al 31% para sus derivados, mientras que el maíz volvió a tributar un 12%. La rebaja solo se mantendrá para el trigo y la cebada hasta 2026.

La Mesa de Enlace, que agrupa a las principales entidades rurales, calificó el régimen de retenciones como "distorsivo, anacrónico y perjudicial". En un comunicado, advirtieron que la presión fiscal "asfixiante, inequitativa e injusta" afecta la competitividad y el desarrollo de las provincias agrícolas. "No hay más margen para medidas discrecionales de corto alcance, que solo profundizan la incertidumbre y la desazón", señalaron, reclamando reglas claras y previsibilidad para el sector.

El impacto económico es significativo. Según un informe de CREA, con el actual esquema impositivo, la soja sería inviable en el 80% de la superficie agrícola y el maíz en el 61%. Además, la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que el poder de compra del sector exportador caería un 9% en soja y un 3% en maíz. El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, también criticó la medida, calificándola de "error" y pidiendo que los recursos generados por el campo permanezcan en el interior del país.

El malestar en el sector se traduce en la organización de protestas, previstas para el 17 de julio, coincidiendo con la Exposición Rural en Palermo. Productores de base, decepcionados con la dirigencia, impulsan acciones directas y critican la falta de liderazgo en la Mesa de Enlace. "Por mucho menos, a Alberto le hicimos un tractorazo y ahora no hacen nada", expresó un dirigente rural.

El Gobierno, por su parte, argumenta que la medida es necesaria para sostener el equilibrio fiscal, pese a las promesas previas de eliminar las retenciones. El debate sobre la presión impositiva y la competitividad del agro argentino continúa, en un contexto de tensiones históricas entre el Estado y el sector productivo. El futuro del esquema de retenciones y su impacto en la producción, la inversión y el desarrollo regional sigue siendo incierto.