Una multitud se congregó este miércoles en la Plaza de Mayo para manifestar su apoyo a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien cumple prisión domiciliaria tras la confirmación de su condena a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua por corrupción en la causa Vialidad. La movilización, convocada por el Partido Justicialista y sectores afines, buscó mostrar la vigencia y capacidad de organización del peronismo en un contexto de fuerte tensión política y judicial.

Cristina Kirchner, recluida en su departamento del barrio de Constitución, fue la única oradora del acto a través de un mensaje grabado. “Vamos a volver con más sabiduría, con más unidad y con más fuerza”, expresó la ex mandataria, quien agradeció el respaldo de la militancia y cuestionó tanto el fallo judicial como el rumbo económico del gobierno de Javier Milei. “Este modelo se cae. Vamos a volver”, afirmó, en un discurso que apeló a la memoria de la “década ganada” y a la necesidad de reorganización del peronismo.

El acto contó con la presencia de dirigentes como Axel Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa, aunque la Confederación General del Trabajo (CGT) optó por no movilizarse de manera orgánica. La manifestación, que reunió a decenas de miles de personas según los organizadores, estuvo marcada por un fuerte operativo de seguridad y controles en los accesos a la ciudad.

La condena a Cristina Kirchner, ratificada por la Corte Suprema, ha profundizado el debate interno en el peronismo sobre el futuro liderazgo y la estrategia opositora frente al gobierno libertario. Mientras la militancia coreaba “Vamos a volver”, algunos sectores interpretaron la marcha como un intento de mantener la centralidad de CFK, mientras otros consideran prioritario reorganizar el espacio político de cara a los próximos desafíos electorales.

Desde el oficialismo, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich criticó la manifestación, advirtiendo que “no vamos a permitir una invasión permanente del espacio público”. El gobierno de Milei ha mantenido una postura distante respecto a la condena, delegando la vocería en funcionarios de segunda línea.

El peronismo inicia así una nueva etapa de reconfiguración, con la figura de Cristina Kirchner aún central para una parte de la militancia, pero con desafíos crecientes para consolidar la unidad y definir su futuro político en un escenario marcado por la polarización y la crisis de representación.