El PRO y La Libertad Avanza (LLA) formalizaron una alianza electoral en la provincia de Buenos Aires de cara a las elecciones del 7 de septiembre, en un intento por consolidar un frente opositor capaz de enfrentar al peronismo y al oficialismo de Axel Kicillof. La decisión fue adoptada por unanimidad durante una asamblea partidaria celebrada el viernes 4 de julio, en la que participaron figuras clave como Cristian Ritondo, Néstor Grindetti y Sebastián Pareja.

El acuerdo, resultado de semanas de negociaciones y tensiones internas, establece que el frente llevará el nombre y la simbología de La Libertad Avanza, dejando fuera la marca PRO de la boleta. Según fuentes partidarias, la medida busca capitalizar el impulso de LLA tras su reciente victoria en la Ciudad de Buenos Aires y responder a la demanda de los votantes bonaerenses de una alternativa unificada al kirchnerismo.

Durante la asamblea, los dirigentes del PRO destacaron la importancia de "construir un frente que frene al populismo en la provincia" y subrayaron que la decisión fue tomada "con seriedad, sin improvisaciones ni especulaciones personales". El comunicado oficial remarcó el objetivo de "devolver el orden, la seguridad y el progreso" a los bonaerenses.

Las negociaciones no estuvieron exentas de dificultades. LLA exigió el 75% de los lugares en las listas y el uso exclusivo de su nombre y color, condiciones que generaron resistencias entre los intendentes del PRO, preocupados por mantener el control en sus distritos y la gobernabilidad local. Finalmente, se acordó que los jefes comunales del PRO conservarán influencia en la confección de listas para los concejos deliberantes.

Sebastián Pareja, referente de LLA en la provincia, aseguró que el acuerdo "no implica una absorción del PRO" y que la prioridad es la gobernabilidad a futuro. Por su parte, Cristian Ritondo afirmó que "hay una actitud del PRO de escuchar a los bonaerenses que piden que vayamos juntos".

El radicalismo quedó fuera del frente, aunque se mantienen abiertas las conversaciones para eventuales acuerdos distritales. Analistas políticos señalan que la alianza podría profundizar las divisiones internas en el PRO y modificar el equilibrio de fuerzas en la oposición bonaerense, en un escenario marcado por la fragmentación y la búsqueda de nuevas alternativas para enfrentar al oficialismo.