El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha oficializado la prohibición de la pirotecnia sonora en todo el territorio porteño, una medida que busca proteger a niños, personas con trastorno del espectro autista (TEA), adultos mayores y animales. El decreto, anunciado a pocos días de las celebraciones de fin de año, encomienda a la Agencia de Protección Ambiental (APRA) la tarea de declarar a la ciudad como una "zona calma libre de pirotecnia" y prohíbe los artefactos con efecto audible y de estruendo.

Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño, explicó que "la pirotecnia sonora afecta la salud de personas mayores, personas con TEA y bebés. Además, provoca daños a los animales y al ecosistema. Esta decisión también responde a un pedido que escuchamos de forma recurrente en las reuniones de vecinos". La nueva normativa también prohíbe el uso de estos artefactos en eventos organizados por el sector público de la ciudad, reforzando el compromiso de reducir el impacto negativo de la pirotecnia ruidosa.

La medida contempla excepciones para el uso de artefactos pirotécnicos destinados a emitir señales de auxilio, así como para las Fuerzas de Seguridad y Defensa Civil, y actividades que requieran su empleo por razones de seguridad. Por otro lado, los fuegos artificiales lumínicos y aquellos de bajo impacto sonoro continúan permitidos, en línea con la normativa nacional vigente.

La Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales (CAEFA) expresó su apoyo a la iniciativa, destacando que "los fuegos artificiales amigables" son recomendados por los trabajadores del sector y que la campaña nacional promueve su elección. CAEFA subrayó que la industria emplea a unas 60,000 personas en Argentina y que la transición hacia productos menos nocivos es positiva para todos los involucrados.

La decisión del Gobierno porteño se enmarca en una tendencia iniciada en 2020, cuando se declararon "zonas calmas" en áreas cercanas a reservas ecológicas y hospitales. En los últimos años, los reclamos vecinales por el uso de pirotecnia ruidosa en recitales y espectáculos han sido constantes, lo que motivó la ampliación de la prohibición. El impacto de la medida se espera que sea significativo en la protección de la salud pública y el bienestar animal, y podría sentar un precedente para otras jurisdicciones del país.