El temporal que azotó la provincia de Buenos Aires durante el fin de semana dejó un saldo devastador: más de 7,000 evacuados, barrios enteros bajo el agua y daños materiales incalculables. Las lluvias, que superaron los 400 milímetros en algunas zonas, desbordaron ríos y arroyos, afectando gravemente a ciudades como Campana, Zárate, Quilmes y Florencio Varela.

En Campana, más de 1,200 personas tuvieron que abandonar sus hogares, mientras que en Zárate se declaró alerta roja y se habilitaron tres centros de evacuación. En San Antonio de Areco, el río desbordado obligó a evacuar a 32 personas, incluyendo al intendente local, quien tuvo que abandonar su casa inundada. Las rutas nacionales 8 y 9 sufrieron cortes parciales y totales, complicando aún más la situación.

El gobernador Axel Kicillof encabezó una reunión de emergencia en La Matanza para coordinar las acciones de asistencia junto a organismos nacionales y autoridades locales. "Todas las áreas de nuestro gobierno están en el territorio desde que empezó la tormenta para brindar la asistencia que necesitan las familias damnificadas", afirmó Kicillof. También advirtió sobre la posibilidad de más lluvias y vientos fuertes en los próximos días, instando a la población a tomar precauciones extremas.

Defensa Civil emitió una enfática advertencia para evitar transitar por las zonas más afectadas, describiendo la situación como extremadamente peligrosa. "Estamos lejos de una situación como la de Bahía Blanca, pero es crucial que todos actuemos con precaución", señaló Fabián García, director de Defensa Civil.

Los damnificados, por su parte, expresaron su desesperación por las pérdidas materiales y la falta de respuesta inmediata en algunos casos. "Perdimos todo", lamentó Roberto, un jubilado de Campana que ahora se refugia en un centro de evacuación junto a su familia. Historias similares se repiten en toda la región, donde miles de personas intentan reconstruir lo que el agua se llevó en una sola noche.

Este evento climático, comparable a la tragedia de Bahía Blanca, pone de manifiesto la vulnerabilidad de la región ante fenómenos meteorológicos extremos y la necesidad urgente de mejorar la infraestructura para prevenir futuras catástrofes. Mientras tanto, las autoridades continúan trabajando para brindar asistencia a los afectados y mitigar el impacto de esta emergencia.