La ola de frío polar que azotó a la Argentina esta semana provocó una crisis inédita en el suministro de gas natural, obligando al Gobierno a implementar cortes generalizados en varias provincias y suspender temporalmente las exportaciones a Chile. El servicio comenzó a restablecerse parcialmente desde la noche del jueves, aunque solo para usuarios y estaciones de servicio con contratos "firmes", es decir, aquellos que pagan tarifas más elevadas para garantizar el suministro en situaciones críticas.

La medida, dispuesta por el Comité de Emergencia, buscó priorizar el abastecimiento a hogares, hospitales, escuelas y comercios, en un contexto donde la demanda de gas alcanzó niveles récord debido a las temperaturas extremas. "La regulación del suministro de gas es competencia exclusiva del Estado nacional", explicó Martín de los Ríos, ministro de Producción y Desarrollo Sustentable de Salta, quien además reclamó inversiones estructurales para revertir la falta de gas en el norte argentino.

El corte, que se extendió por más de 24 horas, afectó especialmente a transportistas, industrias y estaciones de GNC que no cuentan con contratos ininterrumpibles. "No tienen cómo pagar la tarifa de suministro ininterrumpible", señaló De los Ríos, subrayando la imposibilidad de garantizar continuidad en contextos críticos para estos sectores.

En el plano internacional, la suspensión de exportaciones a Chile generó preocupación en el país vecino, donde la memoria de crisis energéticas pasadas sigue latente. Sin embargo, la infraestructura de importación de gas natural licuado permitió mitigar el impacto inmediato. "La demanda interna de gas alcanzó niveles récord debido a la ola de frío, lo que obligó a priorizar el consumo interno para garantizar que los hogares y las industrias argentinas pudieran acceder al fluido", justificaron fuentes oficiales.

La situación puso en evidencia los problemas estructurales del sistema energético argentino, marcados por la falta de inversión y obras inconclusas. El Gobierno reconoció la urgencia de avanzar en la finalización de plantas compresoras y en la ampliación de la cobertura domiciliaria de gas, especialmente en el norte del país. Mientras tanto, persisten las dudas sobre la capacidad del sistema para afrontar futuras emergencias, tanto a nivel local como en la relación bilateral con Chile.