Las próximas elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, previstas para el 7 de septiembre, se presentan como uno de los desafíos políticos más significativos de la última década. El peronismo, fuerza dominante en la provincia desde 1987, enfrenta una interna marcada entre La Cámpora y el sector alineado con el gobernador Axel Kicillof. Esta división ha obligado a una unidad forzada, motivada por el temor a una derrota si concurren separados.

Por primera vez, la elección provincial se realizará de manera desdoblada respecto de la nacional, una estrategia impulsada por Kicillof para evitar el arrastre de la ola violeta asociada a la figura de Javier Milei y su partido, La Libertad Avanza (LLA). El cierre de alianzas, previsto para el 9 de julio, ha generado intensas negociaciones, especialmente entre el PRO y LLA, donde los libertarios han impuesto condiciones favorables a su espacio.

En juego están 46 bancas de diputados y 23 de senadores provinciales, con el Conurbano bonaerense como epicentro de la disputa electoral, ya que concentra el 70% del padrón. Las encuestas recientes otorgan a LLA una ventaja en intención de voto, incluso sin la participación del PRO, mientras que el ausentismo electoral se mantiene alto, en torno al 58%, reflejando una fatiga democrática y desencanto con la política tradicional.

La situación social y económica en la provincia, especialmente en los barrios populares del Conurbano, es crítica. El descenso del consumo, la pérdida de empleo y la inflación han generado un clima de descontento y polarización. Muchos electores se debaten entre apostar por Milei como alternativa de cambio o mantener su apoyo al peronismo por costumbre o conciencia social. Las clases medias, mayoritarias, serán clave para definir el resultado.

En el PRO, las negociaciones con LLA han generado tensiones internas, mientras que los intendentes de todos los partidos buscan mayor protagonismo y reclaman más fondos al gobierno nacional. Analistas advierten que la nacionalización del comicio y la apatía social podrían influir en la participación y el resultado final.

El desenlace de estas elecciones no solo definirá la composición de la Legislatura bonaerense, sino que también tendrá un impacto directo en el futuro político de Axel Kicillof, el peronismo y la proyección nacional de Javier Milei. La provincia de Buenos Aires, una vez más, se convierte en el escenario central de la política argentina, con consecuencias que podrían extenderse mucho más allá de sus fronteras.