El Gobierno argentino avanza con la publicación del decreto que oficializa la baja permanente de retenciones a las exportaciones agroindustriales, una medida largamente reclamada por el sector y anunciada por el presidente Javier Milei durante la última Exposición Rural. Según fuentes del sector consultadas por Ámbito, el decreto será publicado entre el miércoles y el jueves, y se espera que reactive la oferta del campo, que mantiene unos US$11.000 millones sin liquidar.

La medida reduce las alícuotas de retenciones para productos clave: la soja baja del 33% al 26%, el maíz y el sorgo del 12% al 9,5%, el girasol al 5,5% y 4%, y los subproductos de soja al 24,5%. El anuncio fue recibido con optimismo por entidades del agro, como la Federación Agraria Argentina, que prevé un aumento de la rentabilidad y la inversión en el sector. "Esto va a significar mayor inversión. Va a volver rápidamente en más rentabilidad", afirmó Andrea Sarnari, presidenta de la FAA.

Proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario estiman que la producción agroindustrial crecerá un 8% hacia 2035, con un valor acumulado adicional de US$28.800 millones. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires prevé un salto de 7,6 millones de toneladas en la cosecha para 2028/29, impulsado por la reducción de la presión impositiva y la eliminación de la brecha cambiaria.

Sin embargo, la medida genera debate en el plano político y fiscal. Analistas advierten que, aunque el impacto fiscal neto podría ser positivo a mediano plazo por el aumento de la producción y las exportaciones, en el corto plazo implica una reducción de ingresos para el Estado. Además, la decisión se da en un contexto de tensiones políticas y demandas de otros sectores por políticas redistributivas.

El Gobierno sostiene que la rebaja de retenciones estimulará la producción, acelerará la liquidación de divisas y atraerá inversiones, en un momento en que la demanda de dólares sigue firme y el mercado estuvo paralizado en las últimas semanas. Mientras tanto, el sector agropecuario evalúa que la medida, aunque positiva, no generará un boom inmediato de ventas, ya que los productores decidirán en función de los precios, el tipo de cambio y sus necesidades financieras.

La baja de retenciones representa un cambio estructural en la política agroexportadora argentina y podría tener implicancias significativas para la economía en los próximos años, en un contexto de búsqueda de divisas y reactivación productiva.