Andy Benítez, de 28 años, fue condenado este viernes a 50 años de prisión efectiva tras un juicio abreviado homologado por un tribunal de Rosario. Benítez, considerado uno de los principales instigadores de crímenes desde las cárceles de Piñero y Coronda, admitió su responsabilidad en al menos siete homicidios, múltiples balaceras y extorsiones cometidas entre 2021 y 2023. La sentencia, una de las más severas dictadas en la provincia en los últimos años, fue resultado de una investigación conjunta de los fiscales Marisol Fabbro y Alejandro Ferlazzo, quienes lograron unificar las causas en su contra.

Según la acusación, Benítez lideraba una organización criminal que operaba en los barrios Ludueña y Empalme Graneros, con el objetivo de controlar el territorio y eliminar a bandas rivales. Desde su detención en 2020, el condenado utilizó celulares para impartir órdenes a sus "soldaditos" en libertad, muchos de ellos menores de edad. Entre los hechos más graves se encuentra el asesinato del colectivero César Roldán, ocurrido el 2 de diciembre de 2023, cuando la víctima fue atacada al azar como mensaje mafioso en el marco de una disputa carcelaria.

El tribunal, integrado por las juezas Trinidad Chiabrera, Paula Álvarez y Silvana Lamas González, consideró acreditada la participación de Benítez en una serie de delitos que incluyeron homicidios, tentativas de homicidio, extorsiones y asociación ilícita. La modalidad de los crímenes, planificados y ejecutados desde prisión, puso en evidencia las debilidades del sistema penitenciario, especialmente en el control del uso de celulares.

La investigación determinó que la organización de Benítez actuaba con una estructura jerárquica, delegando tareas a personas en libertad y utilizando la violencia para infundir temor y consolidar su dominio territorial. La causa también incluyó casi 40 hechos de extorsión, muchos acompañados de ataques armados a viviendas y comercios.

Fuentes judiciales destacaron que el procedimiento abreviado permitió evitar la revictimización de los afectados y asegurar una condena proporcional a la gravedad de los hechos. Mientras tanto, la estructura criminal sigue bajo investigación, con otros integrantes prófugos o detenidos, y la sociedad rosarina continúa exigiendo respuestas ante la escalada de violencia vinculada al narcotráfico.