A 24 años de la renuncia de Fernando de la Rúa, Argentina revive el recuerdo de una de las jornadas más dramáticas de su historia reciente. El 19 de diciembre de 2001, el entonces presidente decretó el estado de sitio en un intento por contener la creciente protesta social. Sin embargo, la medida solo avivó el descontento y desencadenó una ola de cacerolazos y manifestaciones en las principales ciudades del país.

Durante esas horas, la presión sobre el sistema político y financiero se volvió insostenible. La renuncia del ministro de Economía, Domingo Cavallo, y la negativa del peronismo a integrar un gobierno de coalición dejaron a De la Rúa sin respaldo político. En la Plaza de Mayo, la represión policial dejó un saldo trágico de más de 30 muertos y decenas de heridos, mientras el grito de "Que se vayan todos" se imponía en las calles.

En la tarde del 20 de diciembre, De la Rúa redactó su renuncia y fue evacuado en helicóptero desde la Casa Rosada, una imagen que quedó grabada en la memoria colectiva. Su salida marcó el inicio de una etapa de inestabilidad institucional, con cinco presidentes en apenas 11 días.

La crisis de 2001 fue el resultado de años de recesión, desempleo y políticas de ajuste que afectaron a amplios sectores de la sociedad. El movimiento piquetero, los sindicatos y la clase media confluyeron en una protesta que cambió el rumbo político del país. Hoy, dirigentes y analistas subrayan la vigencia de las lecciones de aquel diciembre, llamando a la memoria y la organización social ante desafíos actuales.

El aniversario de la caída de De la Rúa invita a reflexionar sobre el poder de la movilización popular y la necesidad de construir respuestas colectivas frente a las crisis.