Un equipo de periodistas argentinos del canal C5N fue deportado de Venezuela tras ser retenido e interrogado durante dos horas en el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Caracas. Según relataron los propios cronistas, Adrián Salonia, Nicolás Munafó y el camarógrafo Sebastián Solís, las autoridades migratorias venezolanas les solicitaron documentación, los interrogaron insistentemente y les tomaron fotografías antes de comunicarles que no serían admitidos en el país. Posteriormente, fueron escoltados hasta la manga de un avión y enviados a Bolivia, sin recibir explicaciones claras sobre la decisión.

El canal denunció públicamente la expulsión y la retención de los pasaportes de los periodistas, que solo les serían devueltos al regresar a Buenos Aires. El hecho se produjo en un contexto de alta tensión política entre el gobierno de Nicolás Maduro y Estados Unidos, tras recientes amenazas de intervención militar por parte de la administración de Donald Trump.

La situación generó un fuerte cruce mediático con el influencer argentino radicado en Caracas, Michelo, conocido por su defensa del chavismo. Michelo negó la deportación y acusó a C5N de manipular la información, señalando que las imágenes difundidas correspondían al aeropuerto de Bolivia y no al de Venezuela. "¿Por qué te ven la cara de pendejo diciendo que están en Venezuela cuando las imágenes que muestra son de Bolivia?", cuestionó en sus redes sociales.

Jorge Rial, conductor de C5N, respondió con dureza, acusando a Michelo de estar alineado con el régimen de Maduro y de recibir protección especial. "A vos te cuidan. Lo dice el pueblo venezolano, que andás con guardaespaldas para todos lados. No pudimos grabar porque nos sacaron los teléfonos", afirmó Rial en vivo.

El episodio reavivó el debate sobre la libertad de prensa y la censura en Venezuela, así como el papel de los influencers en la difusión de narrativas políticas. Mientras C5N sostiene que la expulsión fue un acto de censura, Michelo insiste en que se trata de una campaña internacional para desprestigiar al gobierno venezolano. El incidente se suma a otros casos recientes de restricciones a la prensa extranjera en el país y pone en evidencia la polarización en torno a la cobertura de la situación venezolana.