El peronismo argentino atraviesa una etapa de redefinición de liderazgos en un contexto político y económico desafiante. La campaña negativa, lejos de ser una novedad, se ha convertido en el eje central de la disputa interna, donde sobrevivir a los ataques se vuelve indispensable para quienes aspiran a ser candidatos en 2027. En los pasillos partidarios, la consigna es clara: "Es tiempo de depredadores".

Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, ha dado señales de buscar un proyecto federal, mostrándose en Formosa y articulando con otros mandatarios. Su principal reto será gestionar la provincia más grande del país en medio de una crisis económica que limita sus posibilidades de mostrar resultados positivos. "Axel hasta acá les mostró a los bonaerenses que lo que no hacía el Estado nacional lo podía hacer él. Los próximos meses le será más difícil, los números no le permitirán mostrar que la Provincia está cubierta con un escudo", evaluó un dirigente peronista. Ante el ajuste, Kicillof deberá modificar su discurso y atribuir las dificultades al gobierno nacional, especialmente si la crisis afecta a varias provincias.

Sergio Massa, por su parte, mantiene un perfil bajo y espera que el contexto económico defina si su última gestión puede competir con la actual. El exministro sabe medir los tiempos y observa el escenario sin apuro, mientras otros posibles candidatos buscan ganar imagen. El kirchnerismo, liderado por Cristina Kirchner, explora alianzas con figuras como Sergio Uñac y Gerardo Zamora, aunque aún no se define un candidato puro para la interna.

En paralelo, gobernadores excluidos del diálogo con el presidente Javier Milei, como Kicillof, Gildo Insfrán, Ricardo Quintela y Gustavo Melella, se reunieron en la Casa de La Pampa, en Buenos Aires, para coordinar una agenda política e institucional en el Congreso. "Seremos parte de toda iniciativa que promueva bienestar del conjunto y rechazaremos todas las que pretendan quitar recursos y derechos a las provincias", advirtieron en un comunicado conjunto.

La campaña negativa se potencia en redes sociales y medios no regulados, donde la atribución de responsabilidades se diluye y los ataques se multiplican. En este escenario, la capacidad de resistencia de los candidatos será clave para sobrevivir a la próxima contienda electoral. El peronismo, mientras tanto, busca recuperar el diálogo con su electorado y articular nuevas estrategias frente a un gobierno nacional que desafía las estructuras tradicionales. El desenlace de esta etapa dependerá de la habilidad de los dirigentes para sortear los meses difíciles que se avecinan y de la capacidad de construir mayorías en el Congreso para defender los intereses provinciales.