El cierre del Aquarium de Mar del Plata, ocurrido el pasado 31 de marzo, generó una controversia que se intensificó en los últimos días tras la difusión de imágenes en redes sociales que muestran a delfines y lobos marinos en estanques con agua visiblemente sucia y signos de aparente abandono. La situación motivó la intervención del intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, quien presentó una denuncia penal contra los responsables del predio, solicitando una inspección urgente y medidas cautelares para garantizar el bienestar de los animales.

La denuncia, dirigida al Ministerio Público Fiscal, se fundamenta en la Ley Nº14.346 sobre maltrato animal y apunta al Grupo Dolphin, titular del complejo. "Ante la posibilidad cierta que esto esté ocurriendo, solicito que en forma urgente se realice una inspección ocular en forma conjunta con personal de la Dirección de Zoonosis del Municipio", expresó Montenegro en el documento. La inspección se realizó el domingo y, según las autoridades, los animales permanecen en espera de reubicación, bajo supervisión de entes nacionales y provinciales.

Las imágenes que circularon en redes sociales, especialmente a través de la Fundación Fauna Argentina, generaron preocupación entre vecinos y organizaciones proteccionistas. Juan Antonio Lorenzani, presidente de la ONG, afirmó: "A simple vista el agua está de color verdosa y los animales en aparentemente abandono. Las imágenes hablan por sí solas". Sin embargo, Alejandro Saubidet, biólogo y director científico del lugar, rechazó las acusaciones y aseguró que los animales "están perfectos, tienen el peso adecuado y están cuidados por los veterinarios". Explicó que el color del agua se debe a microalgas y que los controles microbiológicos son "perfectos".

La Secretaría de Ambiente de la Nación, a través de la Brigada de Control Ambiental, informó que tras la inspección se constató que los ejemplares de fauna silvestre alojados en el acuario se encuentran en buen estado de conservación y cuentan con los permisos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) para ser evacuados fuera del país. En el operativo, se verificó la presencia de diez delfines nariz de botella y se participó en el traslado de cinco lobos marinos hacia República Dominicana.

A pesar de los descargos oficiales, persisten dudas sobre la reubicación efectiva de todos los animales y el cumplimiento de los protocolos de bienestar. Organizaciones proteccionistas continúan reclamando que los ejemplares sean trasladados a santuarios y no solo a otros oceanarios. El debate público se mantiene activo, centrado en la transparencia de los procesos y la protección de la fauna marina, mientras se aguarda el avance de la investigación judicial y la resolución definitiva sobre el destino de los animales.