Un estremecedor hecho sacudió a la ciudad de Tres Arroyos, donde Fernando Dellarciprete, de 40 años, asesinó a su esposa Rocío Villarreal, de 34, y a sus dos hijos pequeños, Tiziano y Francesco, antes de quitarse la vida. El caso, que generó conmoción en la comunidad y repercusión nacional, es investigado como femicidio seguido de doble homicidio y suicidio.

Según informaron fuentes judiciales y policiales, Dellarciprete mató a su esposa en el domicilio familiar, utilizando un arma blanca. Posteriormente, retiró a sus hijos de la escuela y se dirigió en auto hacia la ruta 228, donde los niños fueron hallados sin vida en un zanjón, víctimas de asfixia por sumersión. Tras estos hechos, el hombre intentó suicidarse chocando el vehículo, y finalmente se arrojó bajo las ruedas de un camión, falleciendo en el acto.

La fiscal Natalia Ramos, a cargo de la investigación, confirmó que Dellarciprete padecía un trastorno paranoide y estaba bajo tratamiento psiquiátrico, aunque había abandonado la medicación. “No había indicios que hicieran sospechar que todo podía terminar de esta manera”, señaló la fiscal, quien también destacó que no existían denuncias previas de violencia de género ni antecedentes penales en el entorno familiar.

El entorno de la familia, así como los vecinos, manifestaron su sorpresa y dolor ante la tragedia, ya que la familia era percibida como unida y sin conflictos visibles. Las instituciones educativas a las que asistían los niños declararon duelo, y la comunidad permanece consternada.

El caso reabre el debate sobre la importancia de la salud mental y la prevención de tragedias familiares, en un contexto donde la ausencia de señales previas dificulta la intervención temprana. La fiscalía convocó a especialistas para profundizar en el cuadro psiquiátrico del autor y esclarecer los factores que desencadenaron el hecho. Las investigaciones continúan para determinar si existieron otros elementos que contribuyeron a la tragedia.