La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme la condena a 30 años de prisión contra Jorge Antonio Torres, un pastor religioso que mantuvo cautiva y sometió a atroces abusos a una adolescente en la localidad bonaerense de Tapalqué. El caso, que conmocionó a la comunidad y generó amplio repudio social, se remonta a diciembre de 2011, cuando Torres, aprovechando su rol de autoridad en una congregación de los Testigos de Jehová, comenzó a manipular y aislar a la joven, privándola de su libertad y sometiéndola a reiterados abusos físicos, sexuales y psicológicos.

La investigación se inició en 2013, cuando la víctima logró escapar y denunciar los hechos. Su testimonio reveló un entramado de violencia sistemática: violaciones diarias, golpizas, mutilaciones, aislamiento total y la obligación de participar en prácticas aberrantes, incluyendo zoofilia y abusos por parte de terceros. Durante su cautiverio, la joven fue obligada a realizar tareas domésticas bajo amenazas y violencia, y trasladada a otras localidades para ser abusada por desconocidos.

El arresto de Torres se produjo tras la intervención de vecinos, quienes también incendiaron su vivienda en señal de repudio. En el domicilio se incautaron elementos clave para la investigación, como dispositivos electrónicos y marihuana. El proceso judicial fue extenso: en un primer fallo, Torres recibió 15 años de prisión, pero tras apelaciones y revisión de la pena, la Sala III del Tribunal de Casación provincial elevó la condena a 30 años, decisión que fue ratificada por la Corte Suprema.

El fallo fue celebrado por organismos de derechos humanos y colectivos feministas, quienes destacaron el valor de la víctima y la importancia de que la Justicia actúe con firmeza en casos de violencia sexual extrema. Actualmente, la joven recibe apoyo psicológico y social para reconstruir su vida, mientras el caso reabre el debate sobre la protección de menores y la responsabilidad de las instituciones religiosas ante situaciones de abuso de poder.