Adrián Buitrón, un hombre de 55 años, fue condenado a siete años de prisión por el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Mar del Plata tras ser hallado culpable de abusar sexualmente de las amigas de su hija durante pijamadas en su vivienda de Comandante Nicanor Otamendi, provincia de Buenos Aires. Los hechos ocurrieron en tres oportunidades distintas entre noviembre de 2019 y octubre de 2020, cuando las menores, de entre 11 y 15 años, se quedaban a dormir en la casa del acusado.

La investigación se inició luego de que una de las víctimas revelara lo sucedido a una docente, lo que motivó la intervención de la escuela y la posterior denuncia judicial. El tribunal, integrado por los jueces Ricardo Perdichizzi, Paula Soulé y Fabián Riquert, consideró probados los hechos más allá de toda duda razonable, basándose en los testimonios de las víctimas, peritajes psicológicos y evidencia documental.

El fallo judicial destacó como agravantes la extensión del daño causado, el aprovechamiento del estado de indefensión y del vínculo de confianza con las niñas, así como la asimetría de poder y conocimiento entre el adulto y las menores. Como atenuantes, se consideró la ausencia de antecedentes penales y una patología psiquiátrica acreditada durante el proceso, aunque la defensa intentó argumentar que los hechos respondían a un trastorno obsesivo compulsivo, lo que fue desestimado por el tribunal.

Tras la lectura del veredicto, Buitrón, que había llegado en libertad a la audiencia, fue detenido y trasladado a la Unidad Penal N°44 de Batán. El caso generó conmoción en la comunidad de Otamendi y puso en relieve la importancia de la intervención escolar y la denuncia institucional en casos de abuso sexual infantil. La sentencia subraya la complejidad de estos delitos, que suelen ocurrir en la intimidad y sin testigos, y la necesidad de valorar integralmente el testimonio de las víctimas. El caso se suma a otros recientes en el país, visibilizando la problemática y la respuesta judicial ante estos hechos.