Cinco integrantes de una familia fallecieron en el barrio porteño de Villa Devoto tras intoxicarse con monóxido de carbono en su vivienda. El hecho, que conmocionó a la comunidad, ocurrió en una casa ubicada en la calle Sanabria 3768, donde las pericias revelaron una combinación de fallas graves en el sistema de calefacción y la ventilación del inmueble.

Según los informes preliminares, la caldera de la vivienda presentaba múltiples desperfectos mecánicos, incluyendo corrosión, piezas sueltas y fisuras en los caños de evacuación. Estas fallas permitieron que el monóxido de carbono, un gas incoloro e inodoro, se filtrara y acumulara en los ambientes superiores de la casa. Además, los técnicos constataron que todas las rejillas y aberturas de ventilación estaban tapadas con cinta adhesiva y film plástico, lo que impidió la renovación del aire y favoreció la concentración letal del gas.

El trágico episodio fue descubierto cuando una de las hijas del matrimonio mayor, al no poder comunicarse con su familia, acudió al domicilio y se desvaneció al ingresar. Un vecino alertó al 911 y, tras la llegada de los bomberos y el SAME, se hallaron los cuerpos de Demetrio De Nastchokine (79), Graciela Just (74), su hijo Andrés (43), su nuera Marie Camille Lalanne (40) y su nieta Elisa (4). Un bebé de un año y medio, que se encontraba en una habitación con una ventana abierta, sobrevivió y fue trasladado al hospital, donde permanece fuera de peligro.

Las pericias determinaron que los niveles de monóxido de carbono en la vivienda superaban ampliamente los parámetros de seguridad, llegando a 489 partes por millón en algunos ambientes. Un presupuesto para arreglos en la caldera, fechado en abril, no había sido ejecutado. La Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°48 continúa investigando el caso y se espera un informe final con recomendaciones de prevención.

El caso generó un fuerte impacto en la comunidad y reavivó el debate sobre la importancia del mantenimiento de artefactos a gas y la ventilación adecuada en los hogares. Especialistas y autoridades insisten en la necesidad de controles periódicos y la instalación de detectores de monóxido para evitar tragedias similares en el futuro.