La interna en el Gobierno nacional argentino ha alcanzado un nuevo pico de tensión, con profundas diferencias entre los sectores liderados por Karina Milei y los Menem, y el ala encabezada por Santiago Caputo. El conflicto, que se arrastra desde hace meses, se ha agudizado en el marco de las negociaciones por el cierre de listas y la estrategia electoral de cara a las próximas elecciones.

En la última semana, la falta de acuerdos con gobernadores aliados se tradujo en una pérdida de apoyo en la Cámara de Diputados. La oposición logró reunir quórum y avanzar con proyectos sensibles para el oficialismo, como el financiamiento universitario y la emergencia en la salud pediátrica. Este episodio expuso la fragilidad de las alianzas tejidas por el Gobierno y encendió las alarmas sobre la gobernabilidad en la Casa Rosada.

Las diferencias internas se centran en la estrategia territorial: mientras el sector de los Menem, con el respaldo de Karina Milei, impulsa listas propias en todas las provincias, el ala de Caputo aboga por acuerdos amplios que permitan sumar aliados y garantizar mayorías en el Congreso. Esta disputa ha generado malestar entre los gobernadores, quienes reclaman mayor participación y recursos, y advierten sobre el riesgo de ruptura definitiva con el oficialismo.

Fuentes cercanas al Gobierno reconocen que la situación es delicada. "Estamos en un rubicón que tenemos que sortear", admiten, mientras otros señalan que la paciencia de los aliados no es infinita y que el riesgo de perder la gobernabilidad es real. El presidente Javier Milei, por su parte, mantiene una postura de prescindencia, interviniendo solo cuando considera que la situación lo amerita.

El trasfondo de la disputa incluye no solo diferencias políticas y estratégicas, sino también tensiones personales y hasta religiosas, según algunas versiones. Analistas advierten que la falta de cohesión interna podría afectar la capacidad del Gobierno para impulsar reformas estructurales y sostener su agenda en el Congreso. El desenlace de esta interna será clave para el futuro político del oficialismo y la estabilidad institucional en los próximos meses.