A menos de un mes de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, el escenario político se caracteriza por una fuerte polarización entre La Libertad Avanza (LLA) y Fuerza Patria (FP). Diversas encuestas, como las de Giacobbe y Trends, coinciden en que ambas fuerzas concentran la gran mayoría de la intención de voto, relegando a los partidos menores a porcentajes marginales. Sin embargo, los sondeos difieren respecto a quién lidera la contienda: mientras Giacobbe otorga una leve ventaja a LLA, Trends posiciona al peronismo por encima, aunque en ambos casos la diferencia se encuentra dentro del margen de error estadístico.

La imagen de los principales referentes políticos también muestra movimientos significativos. Javier Milei, presidente y líder de LLA, ha visto caer su imagen positiva en la provincia, mientras que Axel Kicillof, gobernador bonaerense, ha logrado revertir una tendencia negativa y mejorar su valoración pública. Este fenómeno se atribuye, en parte, al impacto de las políticas económicas y sociales implementadas por el gobierno nacional, que han generado tanto apoyos como críticas entre los votantes.

El interés en participar en los comicios se mantiene en niveles moderados, con estimaciones de presentismo entre el 50% y el 60%. Los indecisos, que representan entre el 3,5% y el 7,7% según las consultoras, podrían ser determinantes en un escenario tan ajustado. Además, la presencia de fuerzas locales y variantes menores, como Somos Buenos Aires y agrupaciones territoriales, introduce un elemento de incertidumbre que podría incidir en el resultado final.

En el plano económico, el gobierno nacional ha recibido respaldo internacional, como la reciente aprobación de desembolsos por parte del FMI, lo que contribuye a la estabilidad cambiaria y fiscal en medio de la campaña electoral. No obstante, persisten desafíos relacionados con la acumulación de reservas y la credibilidad financiera del país.

De cara a la elección nacional de octubre, los analistas prevén que el resultado bonaerense tendrá un impacto significativo, aunque no necesariamente definitorio para el futuro político del oficialismo. "La elección de septiembre puede incidir en octubre, pero no más allá del 2025", señaló Federico Aurelio, director de Aresco. Por su parte, la oposición enfrenta dificultades para consolidar liderazgos y mejorar su imagen pública, lo que refuerza la tendencia a la polarización entre las principales fuerzas.

En síntesis, la provincia de Buenos Aires se prepara para una elección legislativa marcada por la paridad y la incertidumbre, donde la participación ciudadana y el comportamiento de los indecisos serán factores clave para definir el rumbo político en el corto plazo.