La emblemática fábrica textil Mauro Sergio, con sede en Mar del Plata, enfrenta una de las crisis más profundas de su historia. En las últimas semanas, la empresa Textilana S.A., propietaria de la marca, despidió entre 50 y 150 trabajadores y redujo su producción en un 20%, en respuesta a la caída de ventas y el exceso de stock acumulado durante el invierno. La planta, que llegó a emplear a 350 personas, hoy cuenta con menos de 200 operarios, según fuentes gremiales y empresariales.

El contexto que atraviesa la industria textil argentina es alarmante. El 70% de la ropa que se consume en el país es importada, y las compras al exterior crecieron un 136% en lo que va de 2025, alcanzando un récord histórico. La Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) y la Asociación Obrera Textil (AOTRA) advierten que la situación es crítica y exigen medidas urgentes para evitar un daño estructural en el sector. "La apertura indiscriminada y la apreciación cambiaria están destruyendo nuestra capacidad de competir", sostuvo Camilo Kahale, presidente de FEBA.

La crisis de Mauro Sergio no es un caso aislado. En lo que va del año, cerraron 68 pymes textiles y se perdieron más de 4.000 empleos en el sector. El uso de la capacidad instalada cayó al 40%, y la producción de hilados y tejidos se redujo entre un 14% y un 26%. Plataformas internacionales como Shein y Temu han incrementado la competencia, facilitando la importación de prendas a precios muy bajos, lo que agrava la situación de las empresas locales.

Desde la empresa, se atribuye la crisis a la apertura de importaciones y la caída del poder adquisitivo de los consumidores. "La lucha por mantenerse es constante", afirman fuentes de Textilana, que aseguran que los salarios se pagan en tiempo y forma y que, por el momento, no se prevén nuevos recortes de personal. Sin embargo, los gremios denuncian despidos encubiertos, atrasos salariales y falta de pagos, además de un sobrestock que dificulta la continuidad de la producción.

El futuro del sector textil argentino es incierto. El 40% de las empresas estima que su situación empeorará en el próximo año, mientras que solo el 20% anticipa una mejora. Empresarios y trabajadores coinciden en que, de no adoptarse medidas urgentes, la industria nacional podría enfrentar un daño irreversible, con el cierre de más fábricas y la pérdida de miles de empleos.