El gobierno de Javier Milei atravesó una de sus semanas más difíciles en el Congreso, tras sufrir una serie de derrotas consecutivas en la Cámara de Diputados. En una sesión que marcó un récord negativo para el oficialismo, la oposición logró aprobar proyectos de alto impacto fiscal, como el financiamiento universitario y la emergencia pediátrica, además de rechazar decretos presidenciales que buscaban desregular organismos estatales.

La jornada parlamentaria evidenció la pérdida de apoyo de aliados históricos, con diputados de Córdoba, Tucumán y Mendoza votando junto a la oposición. El quórum fue alcanzado con holgura, superando el mínimo requerido, y la sesión se extendió más allá de lo previsto, permitiendo que la oposición avanzara con iniciativas sensibles para la Casa Rosada. Entre los proyectos aprobados se destacan el financiamiento para universidades, el aumento de fondos para el hospital Garrahan y el rechazo de decretos que afectaban al INTI, INTA, Vialidad Nacional y otros organismos.

El caso $Libra, que involucra una investigación sobre criptomonedas y salpica al oficialismo, fue reabierto, generando inquietud en el entorno presidencial. La estrategia del oficialismo, liderada por Martín Menem, fue cuestionada tanto por opositores como por ex aliados, quienes señalaron errores en la gestión de alianzas y en la articulación política dentro del recinto.

En respuesta a las derrotas, el presidente Milei anunció por cadena nacional que vetará todos los proyectos aprobados por la oposición, argumentando que ponen en riesgo el equilibrio fiscal alcanzado por su administración. Además, propuso una ley para penalizar a legisladores y funcionarios que aprueben presupuestos con déficit, exigiendo que cualquier nuevo gasto esté respaldado por recortes equivalentes.

El clima en el Congreso anticipa semanas de máxima tensión, con la oposición decidida a avanzar en proyectos que garanticen fondos para las provincias y a insistir en leyes vetadas por el Ejecutivo. La campaña electoral y el cierre de alianzas han intensificado las disputas, dificultando la construcción de mayorías y poniendo en riesgo la gobernabilidad del oficialismo. Funcionarios reconocen que la situación podría agravarse, especialmente si el Gobierno no logra recomponer relaciones con los gobernadores y bloques aliados, lo que podría afectar futuras reformas estructurales y el cumplimiento de compromisos fiscales.