El 1° de junio de 2024, la provincia de San Luis fue sacudida por un crimen que dejó a la comunidad en estado de shock. Marina Silva, oficial de policía, asesinó a sus hijos Bautista, de 2 años, y Sofía, de 7 años, mientras dormían en su hogar ubicado en el barrio Los Fresnos, Juana Koslay. A casi un año del hecho, se han revelado detalles estremecedores sobre las cartas que dejó antes de cometer el doble filicidio.

Según las investigaciones, Silva utilizó su arma reglamentaria para disparar a los pequeños mientras dormían. Antes de huir, dejó tres notas escritas que fueron analizadas por peritos caligráficos y psicólogos. En estas cartas, la mujer expresó su amor por sus hijos y su desesperación por problemas económicos que, según ella, la llevaron a tomar esta decisión. "No quiero que mis hijos sean una carga para nadie. Los amo tanto Bauti y Sofía, que necesito estemos juntos", escribió en una de las notas.

El crimen ocurrió durante la madrugada y, tras cometerlo, Silva alertó a sus compañeros de la comisaría y huyó hacia el dique Cruz de Piedra, donde fue detenida horas después. Las evaluaciones psicológicas determinaron que la mujer comprendía la criminalidad de sus actos, aunque estaba en un estado de angustia profunda.

El caso ha generado un intenso debate en la sociedad sobre la salud mental en las fuerzas de seguridad y la falta de apoyo emocional y económico para madres trabajadoras. Marina Silva enfrentaba una situación financiera complicada, acumulando deudas que, según sus propias palabras, no supo manejar. "Quise que no le falte nada a los niños. Perdón", escribió en otra de las cartas.

Vecinos y familiares describieron a Silva como una madre dedicada y amorosa, sin signos evidentes de desequilibrio emocional. Sin embargo, los expertos señalan que episodios de tristeza e irritabilidad pudieron haber sido señales de alarma que pasaron desapercibidas.

Actualmente, Marina Silva está detenida y enfrenta cargos de doble homicidio agravado por el vínculo. La causa sigue en proceso judicial, y se espera que el juicio oral comience en las próximas semanas. Mientras tanto, la comunidad de Juana Koslay continúa conmocionada, recordando a Bautista y Sofía con homenajes en la puerta de su hogar.

El caso de Marina Silva es un recordatorio estremecedor de la importancia de detectar y atender a tiempo el sufrimiento emocional, especialmente en contextos de estrés extremo. La tragedia ha dejado una marca imborrable en la sociedad puntana, que aún busca respuestas y soluciones para prevenir hechos similares en el futuro.