El Ministerio de Defensa de la Nación experimentó un cambio significativo con la salida de Luis Petri y la asunción del teniente general Carlos Alberto Presti como nuevo titular de la cartera. La transición, oficializada por el decreto 869/2025, marca un hito: es la primera vez en cuarenta años de democracia que un militar profesional asume la conducción política del área.

Durante su gestión, Petri impulsó una serie de reformas orientadas a la modernización de las Fuerzas Armadas. Entre los logros más destacados figuran la adquisición de cazas F-16 Fighting Falcon, la incorporación de vehículos blindados Stryker y la reanudación de ejercicios internacionales, como el regreso de la Armada al UNITAS. "Rescatar ese pasado bañado de gloria es fundamental para posibilitar este presente en el que nuestras fuerzas recuperaron la capacidad de defender a los argentinos de toda amenaza exterior", expresó Petri en su carta de despedida.

Sin embargo, la gestión también enfrentó desafíos estructurales, como la crisis de la obra social IOSFA, que acumula una deuda superior a los 200.000 millones de pesos y ha generado recortes en prestaciones. El bienestar del personal militar, la política salarial y el sostenimiento de la industria de defensa quedaron como tareas pendientes para la nueva administración.

La llegada de Presti al Ministerio implica una impronta diferente. Según trascendió, el nuevo ministro planea incorporar militares activos en puestos clave, como la Secretaría de Estrategias y Asuntos Militares y la Agencia Logística de la Defensa. El presidente Javier Milei, al anunciar el nombramiento, reclamó "dar por finalizada la demonización de nuestros oficiales, suboficiales y soldados", en un claro gesto de reivindicación institucional.

El contexto de la transición está marcado por una mayor visibilidad pública de las Fuerzas Armadas, con ceremonias federales, desfiles y jornadas de puertas abiertas. La expectativa ahora se centra en la capacidad de Presti para sostener el proceso de modernización, resolver la crisis de IOSFA y avanzar en la jerarquización salarial, en un escenario de restricciones presupuestarias y demandas sociales crecientes.

El futuro del Ministerio de Defensa dependerá de la continuidad de las políticas iniciadas y de la habilidad para enfrentar los desafíos pendientes, en un momento clave para la proyección y el prestigio de las Fuerzas Armadas argentinas.