La interna en el gobierno de Javier Milei alcanzó un nuevo punto crítico tras la última sesión en la Cámara de Diputados, donde el oficialismo sufrió un revés al avanzar proyectos impulsados por la oposición y aliados descontentos, como la emergencia en salud pediátrica y el financiamiento universitario. La fractura interna entre el sector liderado por Santiago Caputo y el encabezado por los Menem, bajo la órbita de Karina Milei, se hizo más evidente y amenaza la cohesión y la estrategia electoral de La Libertad Avanza.

El entorno de Caputo, principal asesor presidencial, promueve una estrategia de acuerdos selectivos y evitar confrontaciones con gobernadores aliados, mientras que los Menem y Karina Milei apuestan por un despliegue territorial puro, con listas propias en todas las provincias. Esta diferencia de enfoques ha generado tensiones crecientes, con acusaciones cruzadas y episodios de enfrentamiento personal y político, incluso con connotaciones religiosas.

El malestar se extiende a los gobernadores y aliados provinciales, quienes, ante la falta de fondos y de lugares en las listas electorales, han comenzado a distanciarse del gobierno nacional. La reciente foto de unidad de los 23 gobernadores y el jefe de gobierno porteño en el Consejo Federal de Inversiones, junto a la firma de un proyecto para reclamar fondos, fue interpretada como una señal de agotamiento y advertencia al Ejecutivo.

En el Congreso, la pérdida de apoyo de bloques provinciales y aliados tradicionales pone en riesgo la capacidad del oficialismo para sostener vetos presidenciales y avanzar en reformas estructurales. "Si hay quórum, la situación está fuera de control", advirtieron desde el entorno de Caputo, mientras que los Menem relativizan la crisis y apuestan a que el resultado electoral de octubre permitirá recomponer fuerzas.

El presidente Milei, por su parte, mantiene una actitud distante frente a la disputa interna, interviniendo solo en situaciones límite. El desenlace de esta crisis interna y la capacidad del oficialismo para recomponer alianzas serán determinantes para la gobernabilidad en los próximos meses, en un contexto de creciente presión federal y fragmentación parlamentaria.