El pasado 18 de mayo, un intento de femicidio sacudió la localidad de Coronda, Santa Fe. Una suboficial de 21 años, embarazada de ocho meses, fue baleada en la cabeza por su pareja, Brian Aguirre, también miembro de la Policía de Santa Fe. El ataque ocurrió en la vivienda que la víctima compartía con su tío, quien fue testigo del hecho.

La joven fue trasladada de urgencia al Hospital José María Cullen, donde se le practicaron dos intervenciones quirúrgicas: una cesárea para el nacimiento prematuro de su bebé y otra para tratar la presión craneal causada por la herida. Tras días de evolución favorable, recibió el alta médica este lunes, mientras que su bebé permanece internado en el área de neonatología con pronóstico estable.

El agresor, de 23 años, fue imputado por tentativa de homicidio triplemente calificado y tentativa de aborto. Según el fiscal Alejandro Benítez, los agravantes incluyen la relación de pareja, la violencia de género y el uso de un arma de fuego. Aguirre alegó que el disparo fue accidental, pero las evidencias y testimonios, incluido el del tío de la víctima, contradicen su versión. El juez Nicolás Falkenberg dictó prisión preventiva sin plazo para el acusado, descartando medidas alternativas.

Ambos policías habían sido asignados a la Brigada de Orden Urbano en Rosario desde febrero. La víctima, debido a su embarazo avanzado, realizaba tareas administrativas y no portaba arma de fuego. El jefe de Policía de Santa Fe, Luis Maldonado, pasó a disponibilidad al agresor, quien cobrará el 75% de su salario mientras avanza la investigación.

El caso ha generado indignación y reacciones de organizaciones de derechos humanos, que lo califican como un ejemplo extremo de violencia de género. Además, reaviva el debate sobre el control de armas en las fuerzas de seguridad y la necesidad de políticas más efectivas para prevenir la violencia doméstica. Las autoridades continúan investigando el caso, mientras la sociedad espera justicia para la víctima y su hijo.