En el primer aniversario del gobierno de Javier Milei, Argentina atraviesa un período de intensos cambios y debates. El presidente, identificado con el ideario libertario, ha impulsado un severo ajuste fiscal que permitió alcanzar un superávit primario y reducir la inflación a niveles inéditos en los últimos años. Sin embargo, estos logros económicos conviven con un aumento de la pobreza y la desigualdad, según advierten especialistas y académicos.

El programa de Milei, inspirado en referentes como Carlos Menem y la Escuela Austriaca de Economía, incluyó la devaluación del peso, recortes en el gasto público y la eliminación de regulaciones. Aunque el mandatario sostiene que la dolarización es un objetivo central, expertos señalan que las condiciones para implementarla aún no están dadas, principalmente por la falta de reservas y la persistencia de pasivos en el Banco Central.

En el plano político, la retórica presidencial se ha vuelto cada vez más confrontativa. Milei ha calificado a sus opositores como "enemigos" y ha normalizado el uso de expresiones y acciones de escarmiento público. Esta actitud ha generado tensiones con gobernadores, legisladores y aliados, dificultando la construcción de consensos necesarios para avanzar en reformas estructurales. El Congreso, por su parte, se ha transformado en un escenario de fuertes disputas, con alianzas opositoras que buscan frenar o modificar las iniciativas del Ejecutivo.

Desde el ámbito académico y social, se advierte sobre el impacto negativo del ajuste en los sectores más vulnerables y la desresponsabilización estatal en materia social. Paneles de expertos han señalado la militarización de emergencias y la degradación del debate público como señales de alarma para la democracia argentina.

A pesar de la estabilización macroeconómica, el futuro del gobierno de Milei dependerá de su capacidad para atraer inversiones, consolidar la recuperación y evitar una mayor fragmentación social. El desafío central será construir acuerdos políticos que permitan sostener las reformas sin profundizar la exclusión y la polarización que caracterizan al actual escenario argentino.