La disputa por la herencia de Beatriz Sarlo, una de las intelectuales más influyentes de la Argentina, ha abierto un debate judicial y cultural tras su fallecimiento en diciembre de 2024. Melanio Alberto Meza López, encargado del edificio donde Sarlo residía en el barrio de Caballito, presentó ante la Justicia dos manuscritos que, según afirma, le otorgan la propiedad del departamento y la custodia de la gata Nini, mascota que pertenecía a la última pareja de la escritora.

Los documentos, fechados en junio y agosto de 2024, están siendo sometidos a peritaje caligráfico para determinar su autenticidad. En uno de ellos, Sarlo expresa: “Alberto Meza quedás a cargo de mi departamento después de mi muerte y también quedás a cargo de mi gata Nini, que te aprecia tanto como te aprecio y valoro yo”. La causa se tramita en el Juzgado Civil 91, bajo la supervisión del juez Carlos Hugo Goggi.

El reclamo de Meza complica los planes del círculo íntimo de Sarlo y de su exmarido, el arquitecto Alberto Sato Kotani, quien fue excluido inicialmente del juicio sucesorio pero apeló la decisión. Sato, separado de hecho de Sarlo desde hace décadas pero nunca divorciado, contaba con el respaldo de amigos y colegas de la ensayista para crear una fundación destinada a preservar y financiar el archivo y la biblioteca de la autora.

La controversia se intensificó tras la denuncia de la venta de parte del patrimonio de Sarlo, como su valiosa colección de discos, en una disquería. Amigos y la albacea de la obra de Sarlo manifestaron su preocupación por la dispersión de su legado y solicitaron que su archivo sea resguardado en el CeDInCi, una institución académica de prestigio.

El caso, que recuerda a tramas de ficción como la serie "El Encargado", plantea interrogantes sobre la legitimidad de los manuscritos y el destino del patrimonio cultural de Sarlo. Mientras algunos allegados consideran plausible que la escritora haya querido beneficiar a Meza, otros califican la acción como ilegal y esperan que la Justicia determine la validez de los documentos. Por ahora, el futuro de la herencia de Sarlo y la preservación de su legado cultural dependen de la resolución judicial.