Marianela Mirra y José Alperovich formalizan hoy su relación en una ceremonia íntima en el departamento de Puerto Madero donde el exgobernador tucumano cumple prisión domiciliaria. La boda, que ha captado la atención pública y mediática, se realiza bajo estrictas restricciones judiciales, permitiendo únicamente la presencia de los dos testigos legales requeridos por la ley.

La decisión de reducir la ceremonia a su mínima expresión responde a la preocupación de evitar nuevas limitaciones judiciales, especialmente tras el reciente caso de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien recibió restricciones por la cantidad de visitas en su domicilio. Invitados que ya habían confirmado su asistencia y adquirido pasajes fueron notificados a último momento de que no podrían participar, generando sorpresa y malestar en el entorno del exmandatario.

José Alperovich, condenado en 2024 a 16 años de prisión por abuso sexual agravado, cumple su condena en su domicilio porteño desde abril de este año, tras obtener el beneficio por razones de edad y salud. Marianela Mirra, exganadora de Gran Hermano, ha acompañado a Alperovich durante el proceso judicial y sostiene que la boda es la culminación de "20 años de amor". "Nos casamos por amor, es una ceremonia con testigos y apenas pediremos un delivery… solo coronamos 20 años de amor", declaró Mirra, desmintiendo versiones sobre un posible embarazo o motivaciones económicas.

La pareja ha optado por no realizar ningún festejo formal ni contratar servicios de catering, manteniendo la jornada en un tono íntimo y discreto. Mirra también expresó su malestar por los rumores de embarazo y la supuesta inseminación, y evalúa iniciar acciones legales contra quienes difundieron esas versiones, aunque aclaró que no quiere opacar este momento personal.

El casamiento se produce en un contexto de fuerte escrutinio mediático y social, dada la notoriedad de ambos protagonistas y el trasfondo judicial que rodea a Alperovich. La ceremonia marca un nuevo capítulo en una relación de dos décadas, en medio de la atención pública y las restricciones legales que condicionan la vida de la pareja. El evento también reaviva el debate sobre la exposición mediática de figuras públicas condenadas y las implicancias sociales de sus actos privados.