El peronismo argentino atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente, marcada por la fragmentación interna, la pérdida de poder nacional y la ausencia de un liderazgo claro. Tras la derrota electoral de 2023 y la consolidación del gobierno de Javier Milei, el movimiento fundado por Juan Domingo Perón enfrenta desafíos inéditos desde el retorno de la democracia en 1983.

En el plano nacional, el peronismo ha dejado de ser el partido del poder para convertirse en la principal fuerza opositora, aunque debilitada y dividida. Gobernadores e intendentes, especialmente fuera de la provincia de Buenos Aires, buscan blindar sus territorios y ganar protagonismo en la agenda nacional, diferenciándose del kirchnerismo y reclamando mayor federalismo. La reciente reunión de gobernadores de Fuerza Patria evidenció la intención de construir una posición común frente al gobierno libertario, aunque las diferencias internas persisten.

En el Congreso, el peronismo mostró capacidad de negociación al impedir la derogación de leyes de emergencia en discapacidad y financiamiento universitario, aunque no logró frenar la aprobación del Presupuesto 2026 ni la reforma laboral impulsada por el oficialismo. La fragmentación parlamentaria es evidente, con bloques que responden a gobernadores y otros alineados al kirchnerismo, lo que dificulta la construcción de una estrategia opositora coherente.

La provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista, es escenario de una intensa disputa interna. El PJ Bonaerense fijó elecciones internas para el 15 de noviembre, en medio de negociaciones tensas entre el sector liderado por Máximo Kirchner y el gobernador Axel Kicillof, quien busca ampliar su base política y diferenciarse del cristinismo. Esta pugna refleja la falta de un proyecto nacional claro y la dificultad para articular una conducción unificada.

En el ámbito sindical, la CGT y la CTA convocaron a marchas contra la reforma laboral, pero sin paro general, lo que evidencia una respuesta limitada ante el avance de la agenda oficialista. Mientras tanto, referentes como Sergio Massa mantienen un perfil bajo, a la espera de definiciones para el armado político de cara a 2027.

Analistas coinciden en que el peronismo enfrenta el desafío de reordenarse y construir consensos mínimos si pretende recuperar competitividad en el futuro. La crisis de conducción, la fragmentación interna y la falta de un rumbo político claro son obstáculos que deberá superar en un contexto de avance del oficialismo y redefinición del tablero político nacional.