Todas las miradas se dirigen a Cristian Graf
🔎 Tras 41 años, identifican los restos de Diego Fernández Lima, desaparecido en 1984 en Coghlan. El hallazgo en la casa de un excompañero reabre el caso, aunque la prescripción impide condenas. Familia busca respuestas y justicia. #Argentina #Justicia


El hallazgo de los restos de Diego Fernández Lima, desaparecido en 1984 a los 16 años, ha reabierto uno de los misterios más prolongados de la ciudad de Buenos Aires. El joven fue visto por última vez el 26 de julio de aquel año, cuando se despidió de su madre en el barrio de Belgrano y se dirigió a la casa de un amigo y luego al colegio. La búsqueda de Diego se extendió durante décadas, marcada por la persistencia de su familia y la falta de respuestas institucionales en los primeros días de la investigación.
En mayo de 2025, obreros que trabajaban en una obra en el barrio de Coghlan encontraron restos óseos en el jardín de una vivienda sobre la Avenida Congreso. La noticia cobró notoriedad al conocerse que en esa casa había vivido el músico Gustavo Cerati, pero pronto la atención se centró en la identidad de los restos. El Equipo Argentino de Antropología Forense realizó peritajes y, tras cotejar el ADN con la madre de Diego, confirmó que se trataba del adolescente desaparecido hace 41 años. Junto al cuerpo se hallaron objetos personales, como un reloj Casio y el corbatín escolar, que ayudaron a establecer el marco temporal del crimen.
La investigación judicial, a cargo del fiscal Martín López Perrando, apunta a Cristian Graf, excompañero de Diego y residente de la casa donde se hallaron los restos, como principal sospechoso. Testimonios de antiguos compañeros de la Escuela Nacional de Educación Técnica N° 36 revelan que ambos compartían la afición por las motos, aunque no eran amigos cercanos. Los peritajes forenses identificaron lesiones cortopunzantes y signos de intento de desmembramiento, lo que refuerza la hipótesis de homicidio.
Sin embargo, la legislación argentina establece la prescripción de este tipo de delitos tras 25 años, por lo que no habrá consecuencias penales para el responsable. La familia de Diego, que mantuvo la búsqueda durante cuatro décadas, expresa alivio por la identificación, pero exige verdad y justicia simbólica. "Fueron 41 años de nada. Mi madre quiere saber la verdad. Necesitamos justicia", declaró Javier Fernández Lima, hermano de la víctima.
El caso ha generado conmoción social y reabre el debate sobre la prescripción de crímenes violentos en Argentina. La investigación continúa para esclarecer el móvil y los responsables, mientras la familia espera poder despedir a Diego como merece, tras una espera de más de cuatro décadas.
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