El prolongado conflicto entre el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y las cámaras empresariales mantiene paralizada la zafra del langostino en Argentina, generando pérdidas económicas y un clima de tensión en los principales puertos del país. Tras más de un mes y medio de negociaciones infructuosas, las empresas decidieron ofrecer contratos individuales a los marineros, con el objetivo de reactivar la actividad a partir del 23 de julio.

Las cámaras empresariales CAPIP, CAPeCA y CEPA insisten en la necesidad de aplicar una reducción del 22% en la producción, medida que ya fue aceptada por los gremios de capitanes y maquinistas, y homologada por el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, el SOMU rechaza de plano cualquier baja en la producción, argumentando que el salario de los marineros no debe ser la variable de ajuste en un contexto de crisis. "Acá lo único que vale es la baja de la producción del marinero y eso es innegociable", afirmó Juan Navarro, secretario de Pesca del SOMU.

Desde el sector empresario, sostienen que la propuesta implica un aumento salarial del 15% respecto al año anterior, con salarios indexados al dólar y al precio del langostino. "No es una baja, es una mejora", aseguran, aunque reconocen que la mejora es menor a la esperada por los sindicatos. El titular de Conarpesa, Fernando Álvarez Castellano, explicó que la mayoría de los marineros ya manifestó su voluntad de embarcar bajo las nuevas condiciones y que los contratos podrán ser firmados incluso a bordo, con posterior homologación ministerial.

Por su parte, los gremios denuncian que la firma de acuerdos individuales es ilegal y que no permitirán la precarización de las condiciones laborales. Pablo Trueba, secretario general del SIMAPE, denunció que algunas empresas intentan forzar acuerdos individuales y advirtió sobre la posibilidad de un lock out patronal si no se cumplen los acuerdos paritarios firmados.

El conflicto se desarrolla en un contexto de crisis económica y caída de los precios internacionales del langostino, lo que agrava la urgencia de una solución. Mientras tanto, la temporada sigue estancada y miles de trabajadores enfrentan la incertidumbre sobre su futuro laboral. Las próximas semanas serán clave para destrabar la situación y evitar mayores pérdidas para el sector.