Dos exclusivos restaurantes porteños recomendados por la Guía Michelin debieron cerrar sus puertas
• Dos restaurantes porteños recomendados por la Guía Michelin, Franca y Sál, cerraron por la crisis económica 🇦🇷 • Altos costos e inflación hicieron insostenible su operación • Reflejo del impacto en la gastronomía de alta gama



Dos de los restaurantes más exclusivos de Buenos Aires, Franca y Sál, ambos recomendados por la prestigiosa Guía Michelin, anunciaron el cierre definitivo de sus puertas debido a la crisis económica que atraviesa el país. La noticia, confirmada por los propios responsables de los establecimientos, pone en evidencia el impacto de la inflación, el aumento de los costos operativos y la caída en la demanda sobre el sector gastronómico de alta gama.
Franca, ubicado en el barrio de Palermo y dirigido por el chef Julio Báez, se había consolidado como un referente de la cocina innovadora y la hospitalidad porteña. A pesar de su reconocimiento y éxito, el restaurante no pudo sostener su modelo de negocio frente al incremento de los precios de los insumos, la devaluación de la moneda y el aumento de los gastos laborales. "No fue una decisión fácil, dolió mucho, pero creemos que es el momento correcto. Este cierre es el resultado de una realidad económica que nos toca profundamente y ya no podemos sostener", expresaron los responsables de Franca en un comunicado difundido en redes sociales.
Por su parte, Sál, especializado en cocina nórdica y liderado por el chef Nicolás Díaz Martini, también se vio obligado a cerrar tras tres años de actividad y dos menciones consecutivas en la Guía Michelin. "Por razones ajenas a la voluntad, Sál - Cocina Nórdica cierra sus puertas", señalaron sus impulsores, destacando el esfuerzo y la dedicación puestos en el proyecto.
La Guía Michelin había elogiado a ambos restaurantes por su calidad, creatividad y uso de técnicas como el ahumado, la fermentación y el encurtido. Sin embargo, la inflación, la dificultad para acceder a divisas y la recesión económica hicieron inviable la continuidad de estos emprendimientos. Además, la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores redujo la demanda de experiencias gastronómicas de lujo.
El cierre de Franca y Sál genera preocupación en la comunidad gastronómica y plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la alta cocina en Argentina. Mientras tanto, la Guía Michelin continúa reconociendo a nuevos exponentes en el país, como los recientes premiados en Mendoza y Buenos Aires, en un contexto desafiante para el sector.
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