La muerte de Beatriz Sarlo, una de las intelectuales más influyentes de la Argentina, desató una compleja disputa judicial por su herencia. El foco principal es su departamento en el barrio porteño de Caballito y la custodia de su gata Niní. Melanio Alberto Meza López, encargado del edificio donde residía Sarlo, se presentó ante la Justicia con dos cartas manuscritas que, según afirma, fueron escritas y firmadas por la ensayista. En estos documentos, fechados en junio y agosto de 2024, Sarlo habría expresado su voluntad de dejarle el departamento y la responsabilidad sobre su mascota.

La autenticidad de las cartas será determinada mediante una pericia caligráfica, ya que la legislación argentina reconoce el testamento ológrafo siempre que cumpla con ciertos requisitos formales. Sin embargo, la situación se complica por la existencia de un exmarido, Alberto Sato, de quien Sarlo nunca se divorció legalmente. Sato fue inicialmente excluido del proceso sucesorio por decisión del juez Carlos Hugo Goggi, pero apeló la medida con el respaldo del círculo íntimo de la escritora, que busca preservar su legado intelectual a través de un fideicomiso cultural.

El valor del departamento, estimado entre 170.000 y 220.000 dólares, ha sido objeto de análisis por parte de inmobiliarias y medios. Mientras tanto, surgieron denuncias sobre la posible venta de bienes culturales pertenecientes a Sarlo y su última pareja, lo que incrementó la preocupación por la protección de su patrimonio.

El caso ha generado un intenso debate público y mediático, con posturas encontradas sobre la figura de Meza López y el destino de la herencia. Vecinos y allegados destacan la dedicación del encargado hacia Sarlo, mientras que amigos y colegas de la escritora insisten en la necesidad de resguardar su obra y archivo. Si la Justicia no reconoce herederos legítimos, la herencia podría pasar al Estado de la Ciudad de Buenos Aires, lo que abre interrogantes sobre el futuro del legado de Sarlo.

La resolución de este caso sentará un precedente sobre la protección de bienes y derechos culturales en situaciones de sucesión sin herederos directos ni testamento formalmente reconocido.