Rosa Candela Santa María, una joven de 24 años que trabajaba como chofer de aplicación de viajes, fue hallada muerta de un disparo en la cabeza dentro de su auto en González Catán, partido de La Matanza. El hecho ocurrió en la madrugada del 30 de agosto y, en un principio, se sospechó que se trataba de un robo. Sin embargo, las pericias descartaron esta hipótesis al comprobar que la víctima no estaba trabajando al momento del crimen y que su celular laboral permanecía en su casa.

El principal sospechoso, Rodrigo López, de 20 años, fue identificado gracias a testimonios de testigos y publicaciones en redes sociales. López fue visto huyendo del lugar con un arma y, tras ser buscado por la policía, se ocultó en la casa de un primo en Virrey del Pino. Al verse acorralado por los agentes, se suicidó con la misma pistola que habría utilizado en el crimen.

La investigación, a cargo de la Fiscalía de Homicidios de La Matanza, apunta ahora a un posible vínculo previo entre la víctima y el victimario, relacionado con la venta clandestina de armas y municiones. Testimonios y evidencias, como la caja de una pistola Taurus encontrada en el auto de Candela y transferencias electrónicas vinculadas a la compra de municiones, refuerzan esta línea de investigación.

La familia de Candela denunció la inacción policial y realizó protestas en la Ruta 3, exigiendo justicia y una respuesta más efectiva de las autoridades. "No nos vamos a mover hasta que agarren al culpable", declaró Alan, hermano de la víctima, mientras que otros familiares y vecinos criticaron duramente el accionar de la comisaría local.

El caso generó conmoción en la comunidad y reavivó el debate sobre la inseguridad y la respuesta de las fuerzas policiales en La Matanza. Las pericias balísticas y el análisis de la relación entre Candela y López serán determinantes para el cierre de la causa, que podría esclarecer el trasfondo del crimen y sus implicancias en el contexto local.