Una niña de ocho años permanece internada en el Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de Santa Fe tras haber sido atacada por un perro pitbull en el rostro. El violento episodio ocurrió el sábado por la noche en una vivienda del barrio Los Hornos, donde la menor jugaba en la casa de una amiga. Según relataron sus padres, la niña intentó acariciar al animal, que se encontraba suelto dentro del domicilio, y fue mordida en la cara, sufriendo heridas graves en el ojo izquierdo, pómulo y mentón.

La madre de la víctima contó que, tras escuchar los gritos de la pequeña, los dueños del perro intervinieron para liberarla. La niña fue trasladada de urgencia en moto al hospital Iturraspe, donde recibió las primeras curaciones, y luego derivada en ambulancia al Hospital de Niños, donde quedó internada. Los médicos debieron adelantar la cirugía plástica prevista para el lunes debido al delicado estado de la paciente. "Tiene heridas en el ojo izquierdo, a nivel del párpado. Tienen que evaluar si no hubo lesiones internas. Ella me dice que ve todo nublado", relató la madre, quien también manifestó su preocupación por el impacto emocional y las posibles secuelas físicas de su hija.

El padre de la niña señaló que, aunque el animal nunca estuvo suelto en la vía pública, sí lo estaba dentro de la casa donde ocurrió el ataque. "Fue algo que pasó. Le pudo haber tocado a cualquiera, pero le tocó a mi hija", expresó. La menor evoluciona favorablemente tras la intervención, aunque permanece bajo monitoreo médico y continúa asustada por lo ocurrido.

El caso reabrió el debate sobre la tenencia responsable de razas consideradas potencialmente peligrosas, como pitbulls, rottweilers y dogos. En Santa Fe y otros municipios existen ordenanzas que exigen medidas de seguridad específicas para estos animales, pero el cumplimiento suele ser dispar. Especialistas y familiares insisten en la importancia de reforzar los controles, la capacitación de los dueños y la supervisión permanente para evitar tragedias similares. La madre adelantó que presentará una denuncia policial por el ataque y expresó su deseo de que su hija no pierda la vista ni quede con cicatrices permanentes.

El episodio generó conmoción en la comunidad y puso nuevamente en agenda la necesidad de prevención y educación sobre la tenencia de animales con elevada potencia de mordida, subrayando que la responsabilidad y el cumplimiento de las normativas son fundamentales para evitar nuevos incidentes.